Gabriela Mistral y la Universidad de Chile

169 CUARTA PARTE: 1924-1945 en libro, al ingles 1º y al francés en segundo término. Los puse en contacto con Mathilde Pomes y [Francis] Miomandre, cuando me pidieron ayu- darles en “la preparación” de traducciones. Todo esto por no ser descortés hacia una gente culta y generosa. Mis compatriotas —que jamás me han preguntado ni el bien ni el mal que a mí me tocan— se lanzaron en una empresa que desconocen por entero y que está condenada al puro fracaso. En criollos otra vez, me preguntaron de la Legación en París —ya lanzada la presentación— si el Instituto de C[ooperación] I[ntelectual] no podría ayudar la iniciativa. ¡Como si el Inst[ituto]., círculo neutro e impersonal si los hay, hubiese ayudado en su diligencia frustrada del P[remio]. N[obel]. a Valery o a Duhamel, candidatos denotados, y a todos los demás escrito- res franceses que lo desean! Resulta interesante ver cómo Mistral se indigna por no haber sido consultada por parte de sus pares diplomáticos respecto de esta iniciativa, pese a que conocía directamente, a través de Adelaida Velasco, las solici- tudes que esta había realizado al presidente Aguirre. No obstante, parece que Mistral prefería proceder según el orden que consideraba adecuado: coordinar primero las traducciones y solo posteriormente realizar la pos- tulación oficial. Sin embargo, dentro del tablero articulado alrededor de su postulación al Nobel en Chile, ella también tenía sus diferencias, sobre todo con una parte del mundo de la Universidad de Chile que se encon- traba detrás del comité: Pero lo que me pasma es hallar a D. Juvenal Hernández (es decir, a Doña Am[anda] Labarca) presidiendo el Comité pro P[remio].N[obel]. Esto es inefable: ¡aquella Coop[eración]. Int[electual]. a la que no debo sino mi- serias! Desde la recomendación oficial del libro de Silva Castro, hecha por ella, hasta las picardías que urde[n] cuando viajo por aquellos países, qué serie de acciones feas hacia una mujer que jamás se ocupó de ellos en mal y que no les ha dado sino su indiferencia, ¿Con qué título de escritor pre- side ese Comité D. J. Hernández? ¿O con cuál [otro] de intelectual a secas? He tratado de entender esta correspo[ndencia] M[agdalena].P[etit]., y solo deduzco que el Pres[idente], a quién mis ecuatorianos informaron de su trabajo, ha dado órdenes, por su vieja amistad conmigo. Y como el crio- llo es tan adulador, se han movido por él, por complacerlo y, además, por

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