Del océano al verso. Las caracolas de Pablo Neruda

De california traje un múrex espinoso, la sílice en sus púas, ataviada con humo su erizada apostura de rosa congelada, y su interior rosado de paladar ardía con una suave sombra de corola carnosa. Mas tuve una cyprea cuyas manchas cayeron sobre su capa, ornando su terciopelo puro con círculos quemados de pólvora o pantera, y otra llevó en su lomo liso como una copa una rama de ríos tatuados en la luna. Mas la línea espiral, no sostenida sino por aire y mar, oh escalera, scalaria delicada, oh monumento frágil de la aurora que un anillo con ópalo amasado enrolla deslizando la dulzura. Saqué del mar, abriendo las arenas, la ostra erizada de coral sangriento, spondylus, cerrando en sus mitades la luz de su tesoro sumergido, cofre envuelto en agujas escarlatas, o nieve con espinas agresoras. La oliva grácil recogí en la arena, húmeda caminante, pie de púrpura, alhaja humedecida en cuya forma la fruta endureció su llamarada, pulió el cristal su condición marina y ovaló la paloma su desnudo. MOLLUSCA GONGORINA 41 del océano al verso

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