Del océano al verso. Las caracolas de Pablo Neruda
captados por la exquisita sensibilidad de Neruda. Su escritura reflejó su profunda capacidad de observación y eso se deja entrever en la calidad de sus versos inspirados en los miles de ejemplares que reunió pacientemente, con la colaboración de sus amigos y admiradores. En sus memorias dijo: «en realidad, lo mejor que coleccioné en mi vida fueron mis caracoles. Estos me dieron el placer de su prodigiosa estructura, la pureza lunar de una porcelana misteriosa, agregada a la multiplicidad de las formas, táctiles, góticas, funcionales» 2 . Gran parte de la vida de Neruda transcurrió en las cercanías del litoral, quizás por eso la mayoría de las especies de su colección son de origen marino. Sin embargo, sorprende encontrar algunas de origen terrestre o límnico. Neruda, durante sus viajes, también compró varios ejemplares, por eso señala en sus memorias: «Mas debo reconocer que fue el mar de París el que, entre ola y ola, me descubrió más caracolas. París había transmigrado todo el nácar de las oceanías a sus tiendas naturalistas, a sus mercados de pulgas» 3 . Pero otras las obtuvo simplemente por canje con sus amigos. Todo esto explica que en la colección se encuentren caracolas provenientes de costas de todos los continentes, de islas de todos los océanos y mares, incluso muestras recolectadas en lugares exóticos, lejanos y a veces ocultos. Aunque de la mayoría de las especies haya solo un solo ejemplar, llama la atención que de las 1 129 especies y los 8 400 ejemplares catalogados ocasionalmente se encuentren numerosas piezas en algunas familias, como la Cypraeidos, de la que actualmente se conocen 202, y la colección Neruda tiene 59, es decir un 29,2%. [2] Pablo Neruda, Confieso que he vivido. Memorias. (Seix Barral, 1974), 377. [3] Neruda, Confieso que he vivido, 377. 27 del océano al verso
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=