El crimen de la calle Nataniel: Testimonios, fotografías y documentos del caso que revolucionó la odontología forense en Chile

― Se ha dicho también que el señor Beckert re- cibía anónimos amenazantes que le hacían temer un trágico desenlace. ― Desde mucho tiempo atrás, mi marido reci- bía anónimos en que se le amenazaba con lamuer- te. Esos anónimos no hemos podido comprender jamás de dónde venían, pues Guillermo creía no tener enemigos. Nunca le había hecho mal a na- die. El último que recibió fue el día del natalicio del Emperador de Alemania; en él sólo venía más o menos esta frase: “Recuerde que aún no hace lo que le hemos ordenado”. Nohaceaúnmucho tiempo, yde estodieron cuenta todos los diarios, que cuatro individuos intentaron asaltarle en el Parque Forestal, asalto que afortu- nadamente la policía alcanzó a reprimir. Todo esto me hace creer que existe una mano criminal y que mi marido ha sido villanamente asesinado. ― ¿Conserva usted por casualidad algunos de esos anónimos? ― Mi marido los guardaba en su oficina de la le- gación; probablemente se hayan quemado. ― ¿Producían alguna inquietud en el ánimo del señor Beckert estas continuas amenazas de sus enemigos? ― Mi marido vivía en constante preocupación con los anónimos que le llegaban, inquietudes que siempre me comunicaba. Hace dos días solamente llegó a soñar que era víctima de un atentado horri- ble. Todo ese día lo pasó en un estado nervioso que lo llegó a enfermar. ― La legación de Alemania o el señor Beckert personalmente, ¿no solicitó garantías de las auto- ridades, en vista de estas terribles amenazas? ― La Policía mantuvo durante mucho tiempo un guardián en la puerta de mi casa y mi marido también fue acompañado por un agente secreto de la Sección de Seguridad; peroGuillermo no se atre- vió a pedir más garantías porque temía se rieran de él, decía, y se esforzaba en no dar importancia a los anónimos. El convencimiento que me asiste del asesinato de mi esposo se ha arraigado en mi ánimo desde que tuve noticia del hallazgo de una daga al lado del cadáver de Guillermo. No creímos poder abusar por más tiempo de la bondad de la infortunada esposa del señor Beckert, y nos despedimos de ella pidiéndole excu- sas por el paso a que nos obligaba nuestra misión . (Alas, 1909) Así las cosas, y dadas las dudas sobre si el can- ciller había sido asesinado por chilenos como venganza por lo de Caleu, se comenzó a con- figurar una situación incómoda para Chile y dejaba enmuymal nombre al país. Hasta este momento todo eran presunciones y especula- ciones, no había nada concreto. Una posibili- dad era la de una venganza y la otra que el ase- sino fuera Exequiel Tapia quien no había sido habido desde hacía ya dos días. Esto sumado a que el ministro von Bodman comunicó por te- léfono al jefe de la Policía, Eugenio Castro, de que la caja fuerte sacada de la legación estaba abierta y vacía y se informaba de la pérdida de $25.000 pesos que dos días antes había saca- do del banco para pagar algunas pensiones y hacer otros gastos. (Alas, 1909) N. del A. Cuando solicité ayuda para calcular la conversión del valor del dinero de esa época a la actual, se me explicó que no se trata de un cálculo matemático exacto ni sencillo, debido a la multiplicidad de factores que pueden influir en él. Para obtener una aproximación del poder adquisitivo, es decir, la cantidad de bienes o servicios que podían adquirirse con una uni- dad monetaria en un momento determina- do, se utilizó inteligencia artificial. Se aplicó un prompt idéntico a cuatro modelos distin- tos de IA, descartando el resultado más ale- jado del promedio. La estimación se basó en precios de productos comunes en 1909 y aún 72 EL CRIMENDE LA CALLE NATANIEL. Testimonios, fotografías y documentos del caso que revolucionó la odontología forense en Chile (1909).

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