El crimen de la calle Nataniel: Testimonios, fotografías y documentos del caso que revolucionó la odontología forense en Chile

que contenía la ropa que me cambié en el río diré: aprovechando la oferta del señor Secretario de la legación de suplirme mientras yo usaba de alguna licencia, había proyectado ir, sin que mi mujer lo supiera, también a Valparaíso. Deseaba darle una sorpresa si al efecto imaginé presentarme ante ella demanera que nome reconociera en el primer mo- mento, comprando al efecto en la Casa Francesa el terno de montar y mandándome a hacer en la pe- luquería de Houssay unas barbas a lo Emperador Francisco José. No recuerdo el día en que compré el terno, y las barbas las compré el lunes de la misma semana del incendio. El paquete con el terno y unas polainas compradas el día de la llegada a Santiago del Ministro Echeñique en la Maletería francesa y unos anteojos comprados en el almacén óptico en el pasaje Matte, en un día que no puedo recordar, estaba sobre unamesa de la legación listo para que Tapia lo llevara a mi casa el día que yo le indicara después de la partido de mi mujer. Hacia fines de enero se presentó a la legación un caballero que decía llamarse Ciro Lara Mottl, hijo de padre chileno y madre alemana, de Puer- to Montt, exponiendo que intentaba hacer un viaje por América del Sur y Europa y que para el objeto solicitaba un pasaporte de la legación ale- mana. Después de negarle su solicitud por cuanto se trataba de un chileno quién le correspondía un pasaporte chileno, quedamos conversando algún tiempo sobre viajes y al despedirse me invitó a almorzar con él en el restaurant Valparaíso. Así lo hicimos y durante el almuerzo me manifestó el Señor Lara que teniendo que ir a Valparaíso por al- gunos negocios urgentes y no pensando en volver a Santiago sino tomar derechamente la combina- ción trasandina desde el mismo puerto, me pre- guntó si no podía yo hacerle la diligencia del pasa- porte, diciéndome que tendríamuchísimo gusto de volverme a ver en Llay-Llay el día que previo aviso yo quisiera encontrarme con él entregándole al mismo tiempo el pasaporte. Yo accedí gustoso e hice las diligencias suplican- do al Subsecretario de Relaciones Exteriores me extendiera dicho pasaportes conviniendo con él que después le entregaría la firma correspondien- te del interesado. Pocos días después me escribió el señor Lara desde Valparaíso una carta que no conservo en que me decía que había cambiado de plan y que antes de ir a la Argentina vendría a pa- sar un día conmigo en Santiago y rogándome le hiciera el servicio de comprar por cuanta de él un rifle que había visto en la Lamparería Belga con su correspondiente dotación de balas y unamaleta de mano, chica, para los objetos de más uso y que los depositara a su nombre en el hotel Melossi. Yo ejecuté estos encargos comprando la maleta en la Maletería Francesa justamente con la po- lainas ya dichas y entregué todo a la hora misma de la llegada del señor Echenique a Santiago a la mayordoma del hotel Melossi, dándole un papel con el nombre del dueño, es decir, Ciro Lara, advir- tiéndole que este llegaría dos o tres días después. Mientras yo estaba sentado en el San Cristóbal reflexionando cómo podría efectuar mi fuga para no verme enredado con la justicia por lamuerte de Tapia, recordé que bien podrían estar esos objetos todavía en el hotel y que en ese caso podría utilizar el pasaporte para mi fuga. Yo debo advertir que en la convicción íntima de caer tarde o temprano en manos de los que desde hace doce meses me persiguen con amenazas anó- nimas, como careciera de fortuna propia y deseara a mi posible muerte dejar un capital la mi mujer, falsifiqué dos letras sobre la caja del Ministro de Relaciones Exteriores de Alemania que fueron vendidas en el Banco Alemán Transatlántico en la forma acostumbrada en la legación. La falsifi- cación consistió en haber imitado con mi propia mano la firma del Señor Ministro von Bodman. No recuerdo la fecha en que fueron vendidas estas letras, pero lo han sido en el curso del mes de ene- ro. Una era por 19.200marcos y la otra por 6.000 marcos. El producto de la primera letra no lo depo- sité en la caja de la legación, sino que lo guardé en mi poder para invertirlo en algún negocio que pu- diera ofrecerse y constituir de esamanera una ven- ta para mi mujer, que no le pudiese ser arrebatada cuando se descubriera el engaño. Respecto de la 207 Capítulo 10 . Martes 16 de febrero de 1909.

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