El crimen de la calle Nataniel: Testimonios, fotografías y documentos del caso que revolucionó la odontología forense en Chile

Transcripción de la carta que escribió Beckert a von Bodman y que entregó Neupert el día del incendio. Octubre 31 de 1908.—Señor Ministro de todo mi respeto: desde hace varias semanas pesa sobre mi persona el presentimiento de que las amenazas de varios chilenos se realizarán más tarde o más temprano. El señor barón von Welczeck se reía de estos pre- sentimientos. Tal vez tenía razón, talvez son ri- dículos, pero sí lo son, si estos presentimientos de muerte no son otra cosa que una exageración nerviosa producida por las continuas cartas anó- nimas, entonces esta carta no llegará a sus manos. Yo supongo que cuando usted reciba esta carta, ya habré muerto. La última voluntad de uno que va a morir es sagrada, Pero para usted no debe ser sa- grada; es solamente una encarecida súplica, en la esperanza de que ésta sea cumplida. Yo he estado hasta ahora 19 años en la América del Sur, de los cuales 15 años he permanecido en Chile. Chile es para mí mi segunda patria, y por esto yo amo a Chile, sin que por eso me sienta menos alemán. He pasado en este país los más bellos momentos de mi vida y también los más amargos, pero éstos se olvidan. Me es infinitamente penoso pensar que mi muerte podría ser para mi segunda patria la causa de un serio conflicto. A esta idea se une la preocupación por el porvenir de mi mujer y mi primo, que he adoptado como hijo. La que adjunto para S.E. el señor Presidente de la República, creo haber encontrado la solución para cualquier conflicto posible. Deseo que usted ponga esa carta en manos del Excmo. Señor don Pedro Montt, y este deseo puede tal vez parecer a usted inconmensurable, pero es el deseo de un muerto a quien han amargado las últimas horas de su vida, no por los presentimientos de muerte, sino por la preocupación que le causa el porvenir de sus seres queridos. Yo le agradezco el cumplimiento de mis deseos y lo que ha hecho por mí de bueno y generoso. —(Firmado)— G. Beckert. La carta está escrita en papel de la legación, que lleva al lado izquierdo y arriba el siguiente mem- brete: «KaiselichDeutscheGesandtchaft inChile». Transcripción de la segunda carta que entregó Neupert, esta vez dirigida al Presidente de la República, don PedroMontt Montt. Excmo. Señor: Soy alemán de nacimiento y de afec- to: soy chileno por el entrañable cariño que profeso a Chile, donde en 15 años de estadía he pasado las horas más felices de mi vida. He caído víctima de la saña ciega de unos ilusos, Yo los perdono y ruego encarecidamente a Vues- tra Excelencia, quiera hacer lo posible para que mi muerte no sea causa de que se empeore la si- tuación de los perpetradores del luctuoso asalto de Caleu. Y si la justicia lograse averiguar y detener a mis victimarios, sírvales mi perdón de escudo y su ignorancia de defensa. Debo suponer que ellos creyeron hacer una obrameritoria al asesinarme y servir a la causa de aquellos infelices de Caleu. No es mi muerte lo peor que han hecho, sino las an- gustiosas horas de «reo en capilla» queme hicieron pasar durante semana y semana, porque yo tenía el presentimiento de que, tarde o temprano, iba a caer entre sus manos. Dejo, Excelentísimo señor, una viuda y un sobrino en situación precaria. Fortuna no he sabido hacer; vivía con la renta que mi Gobierno me pagaba. A la bene- volencia de Vuestra Excelencia recomiendo esos dos seres en quienes he encontrado todomi cariño. La generosidad chilena sabrá resarcirles la falta que les hace el que les daba el bienestar y el pan. Así también se evitarán las dificultades que pue- den surgir a causa de mi muerte entre el Gobierno de mi patria y el de Chile, que amo casi tanto como aquélla. 181 Capítulo 8 . Viernes 12 de febrero de 1909.

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