Humanizar la Inteligencia Artificial. Orientaciones para un uso ético y transformador de la IA en la educación y la investigación en salud

-21- Humanizar la Inteligencia: Orientaciones para un uso ético y transformador de la IA en la educación y la investigación en salud REFLEXIONES FINALES Y DESAFÍOS FUTUROS 07 La irrupción de la inteligencia artificial (IA) en la educación en salud y la investigación en salud representa tanto una oportunidad transformadora como una llamada urgente a la responsabilidad académica. Frente a tecnologías que modifican los modos de enseñar, aprender, investigar y evaluar, no basta con adoptar herramientas: se requiere construir una cultura del uso responsable de la IA , capaz de integrar discernimiento ético, juicio profesional, inclusión social y compromiso con la calidad del conocimiento producido. Esta cultura implica reconocer que la IA no es un fin en sí mismo, ni un mero recurso técnico, sino una tecnología socialmente situada que redefine relaciones de poder, criterios de autoría, formas de validación del saber y experiencias de aprendizaje. Promover una cultura responsable supone instalar capacidades reflexivas en todos los niveles del quehacer académico: desde los programas de curso hasta los diseños curriculares; desde los laboratorios de investigación hasta las decisiones editoriales; desde el aula clínica hasta las políticas institucionales. Para sostener esta transformación, es fundamental avanzar hacia una gobernanza adaptativa de la IA en educación superior. Esto implica diseñar marcos normativos flexibles pero consistentes, con mecanismos deliberativos que permitan revisar periódicamente las orientaciones según el avance del conocimiento, las exigencias éticas emergentes y las condiciones locales. La gobernanza adaptativa debe articular a todos los actores relevantes —académicos, estudiantes, autoridades, unidades de apoyo, comités éticos— y basarse en principios como la transparencia, la participación informada, la protección de derechos y la rendición de cuentas. Asimismo, se vuelve imprescindible fomentar una innovación ética y reflexiva, que no reduzca la IA a su potencial técnico, sino que la ponga al servicio del pensamiento crítico, la equidad y la formación integral. Innovar con IA debe significar experimentar nuevas metodologías, pero también rediseñar nuestras preguntas pedagógicas, cuestionar los sesgos de nuestros algoritmos, proteger la diversidad epistémica y recuperar el sentido humano de las tecnologías. Esto requiere recursos institucionales, tiempos protegidos, espacios colaborativos y reconocimiento a quienes lideran procesos de cambio en sus comunidades académicas. En definitiva, este documento es un punto de partida: una invitación a pensar colectivamente el rol de la inteligencia artificial en la formación de profesionales de la salud comprometidos con el conocimiento, la justicia y la dignidad humana. No se trata solo de regular herramientas, sino de decidir juntos qué tipo de universidad, de ciencia y de sociedad queremos construir.

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