Humanizar la Inteligencia Artificial. Orientaciones para un uso ético y transformador de la IA en la educación y la investigación en salud
-17- Humanizar la Inteligencia: Orientaciones para un uso ético y transformador de la IA en la educación y la investigación en salud herramientas de IA en el proceso investigativo. • DISTINCIÓN ENTRE AUTORÍA Y ASISTENCIA: nunca atribuir autoría a una herramienta de IA; esta debe ser considerada como un recurso asistencial, no como agente creativo. • SUPERVISIÓN HUMANA: toda producción asistida por IA debe ser validada por los autores, quienes asumen la responsabilidad ética e intelectual del contenido final. • CUMPLIMIENTO NORMATIVO: ajustarse a las directrices de comités de ética, revistas académicas y organismos como COPE, ICMJE y la UNESCO, que han comenzado a incorporar criterios específicos para el uso de IA en la producción científica. • REVISIÓN EXPERTA DEL CONTENIDO GENERADO: todo análisis, inferencia o conclusión apoyada por IA debe ser revisada por pares o expertos humanos, especialmente cuando involucra datos clínicos o poblaciones humanas. 5.4 PROTOCOLO SUGERIDO DE DECLARACIÓN DE USO DE IA Se propone adoptar en informes de investigación y publicaciones científicas una declaración estándar de uso de IA, adaptable al tipo de estudio. A continuación, un ejemplo de redacción sugerida: “Durante el desarrollo de este estudio, se utilizaron herramientas de inteligencia artificial de tipo [especificar herramienta, por ejemplo: ChatGPT 4.0, OpenAI] como apoyo en las siguientes etapas: [revisión de literatura, redacción preliminar, análisis exploratorio, etc.]. Su uso fue supervisado por el equipo investigador, sin delegación de decisiones metodológicas, analíticas o interpretativas. El contenido final ha sido validado por los autores conforme a los principios de integridad académica y autoría responsable.” Este protocolo puede ser complementado con información técnica adicional, como versiones de software, fechas de uso, configuración de los modelos y mecanismos de control aplicados. En conclusión, la IA ofrece oportunidades sin precedentes para potenciar la investigación en salud, pero exige establecer límites normativos y éticos claros, desarrollar capacidades institucionales de supervisión y formar una comunidad científica capaz de integrar estas herramientas con responsabilidad crítica, rigor metodológico y compromiso con el conocimiento confiable y reproducible.
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