Memoria colectiva... flores de paz y libertad...
92 Viajes en vacaciones a El Quisco, para pasar solos algunos días de relajo y de aventura. Ir al cine, disfrutando películas como los spaghetti western y otras. Recorrido por los cines de la época, en la comuna de Ñuñoa. Lecciones de conducción de vehículo, dictadas por Luis Alberto en camioneta tipo furgón. Luis Alberto era el más reflexivo del grupo, era el que parecía más adulto, más sabio, más conocedor de la vida. Así recuerda Virginia, los buenos comentarios de su padre, respecto a conversaciones que Luis Alberto sostenía con él en su casa. También recuerda el premio “Orden Manuel de Salas” que obtuvo él al egresar del Liceo. Cecilia y Ruth recuerdan sus caminatas en grupo después de clases, con sus pololos Eduardo y Luis Alberto y la galantería de ellos de llevarles los pesados bolsones. Vinieron las fiestas, con horario de comienzo y de término bastante temprano. Ellos en tenida formal, con corbata, ellas muy elegantes y con peinados de peluquería. Recordamos las canciones de Charles Aznavour y Gilbert Becaud, que cantaba Luis Alberto. Llegó el año 1966, la graduación de sexto humanidades, las fiestas de despedida, la Prueba de Aptitud Académica, la primera que se rendiría para los procesos de selección universitaria. Terminaba una de las etapas más importantes de nuestras vidas, y la vivimos en nuestro Liceo, en nuestras calles, en micros y trolleys, con nuestras familias, con nuestras queridas compañeras y compañeros y con un compañero-amigo ejemplar que recordamos por siempre, Luis Alberto. Ya como estudiantes universitarios, Luis Alberto en la escuela de Agronomía, sólo mantuvimos contactos esporádicos. Pero estuvimos juntos en los acontecimientos importantes de nuestras vidas como en los matrimonios de Guillermo con Silvia, de Eduardo con Cecilia y de Luis Alberto con Ruth. Pronto vendría aquel septiembre negro que nos marcaría para el resto de nuestras vidas”.
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