Memoria colectiva... flores de paz y libertad...

87 Golpe, estaba yo en la casa de mis padres en Vespucio, regando el antejardín y pasó Alejandro en una vieja citroneta. Me vio, paró y se bajó a abrazarme a saludarme...a él ya lo buscaban por su militancia. Andaba con su chiquitito y conversamos muy poco; lo regañé por estar exhibiéndose y con su niño. Poco tiempo, mucho cariño, un cuídate bajito y un abrazo largo. No pasaron 10 días cuando supimos la noticia de que lo habían asesinado recogiendo a su hijo a la salida del jardín”. Sus compañeros Marcia y Tino Rodriguez G.66, coinciden en que era amoroso, querido entrañablemente, muy inteligente y siempre sonriente. Tino agrega: “mi amigo era callado pero amistoso, probablemente porque era menor que el promedio del curso, lo que lo hacía comportarse como un seguidor y no un líder. Siempre fue responsable y buen alumno. Los últimos 3 años de colegio se formó un pequeño grupo con Carlos Sanhueza, Alejandro y yo. El líder del grupo era Carlos, quien tenía el privilegio de tener un auto del año. En nuestro último año de secundaria a Carlos y a mí nos correspondió hacer nuestros trámites de inscripción militar ya que cumplimos 18 años. Podíamos solicitar permiso a la inspectoría para salir a hacer esos trámites cuántas veces fuera necesario; nosotros abusamos un poco solicitando a veces permiso para hacer otras actividades y Alejandro siempre se colaba como parte de nuestro proceso militar, aunque a él no le correspondía todavía. Pero era de nuestro grupo. Ese año decidimos hacer un viaje a Osorno de 2 semanas en el auto de Carlos, tuve que volver antes en tren porque yo trabajaba los fines de semana. Esta fue la última vez que compartí una semana entera con mi gran amigo y compañero Alejandro”. Marian Salamovich G. 67: “Alejandro de la Barra e Iván Hernández. Han pasado muchos años… Mantengo viva en la memoria a estos jóvenes luminosos, inteligentes, idealistas, con una prematura conciencia social, que murieron antes de cumplir 30 años. Alejandro