Memoria colectiva... flores de paz y libertad...

40 permanecimos en el hospital atendiendo a los enfermos y recibiendo innumerables heridos y muertos. Entre todo ese caos, estuvimos tranquilos porque siempre el doctor Godoy estuvo dándonos ánimo y organizando nuestro trabajo. Especialmente se dio tiempo de acoger al grupo de estudiantes de las juventudes comunistas, para darnos consuelo y sobre todo prepararnos para enfrentar a la dictadura que se venía encima, situación que ninguno de nosotros podía imaginar. En esos días, sentados en un rinconcito de la cocina del hospital, él nos enseñó a usar un lenguaje nuevo, a protegernos, a querernos y sobre todo a seguir luchando, cosa que muchos de nosotros seguimos haciendo durante los 17 años siguientes, llevándolo a él en nuestra acción, siempre”. Después del golpe, Carlos fue exonerado sin cargo alguno del Servicio Público. Intentó instalar una máquina de tejidos y comercializarlos para mantener a su familia, pero ni el comercio ni la artesanía eran su tema. Afortunadamente consiguió trabajo en la Urgencia del Hospital Parroquial de San Bernardo. Y siguió militando clandestinamente en el Partido Comunista donde ocupaba un cargo en el Comité Central. Saliendo del hospital en su citroneta, fue detenido el 4 de agosto de 1976, simultáneamente con otros dos profesionales comunistas. Está desaparecido desde entonces. Su hermano continúa recordando: “En noviembre de 1973 me fui con mi familia a Francia. Carlos me fue a despedir al aeropuerto. Nos miramos con angustia y nos abrazamos presintiendo que no nos volveríamos a ver. En 1974 todos le pedían que escapara y yo tenía organizado en Francia para recibirlo, pero se negó diciendo que “aquí debo cumplir mi deber”. El 6 de agosto de 1976, me telefoneó mi hermana y me dijo “Lo atraparon”. Hice todos los trámites posibles en Europa para lograr su liberación o saber de su paradero. En una de esas ocasiones me encontré dando testimonio con el Dr. Zapata, compañero de Carlos que había logrado