Memoria colectiva... flores de paz y libertad...

37 alrededor escudriñando entre la muchedumbre que se desplaza en los aeropuertos del mundo pensando en la posibilidad de que se hubiera exiliado. La última vez que lo “vi” fue en un sueño, con su rostro macilento y muy entristecido. Nos abrazamos con una mezcla de felicidad y desconsuelo. Recuerdo que alcancé a preguntarle ¿estás bien, estás bien? No me respondió, con su rostro muy serio retrocedió y la piedra lo ocultó para siempre. Desperté con una sensación muy rara mezcla de pena y de alegría porque había vuelto a ver a mi amigo aunque fuera en oscuras circunstancias. Sé sin embargo ahora, que ya no lo volveré a ver. Así me lo han asegurado amigos y parientes; no obstante, todavía cuando desembarco en algún aeropuerto del mundo mis ojos van de un lado a otro buscando a un muchacho ágil, afectuoso, lleno de vida y energía que me diga compañera Mac Auliffe, qué ha sido de usted. Visitando el sur de Francia en Languedoc, recuerdo que en un paseo por el campo a La Garrigue, pensé, por aquí, en alguna parte de este lugar lleno de magia, puede que hayan vivido en una época remota antepasados de mi amigo, Carlos Godoy Lagarrigue. Tal vez aquí podré encontrar dispersos viejos, antiquísimos recuerdos de él impregnados en el color y el olor de un atardecer en la vieja Francia”. 2011 Testimonio de su hermano Pedro. G. 39: “Mi hermano Carlos fue un hijo tardío de mis padres. Cuando nació yo tenía 14 años y mi hermana Elisa, 10. Mi padre murió a los 57 años cuando él tenía 7. Entonces mi madre y sus tres hijos estrecharon lazos familiares y el menor recibió los mayores cuidados y afectos para compensar la pérdida del padre. Esa circunstancia y los atractivos personales de este hermanito menor, crearon conmigo una relación muy íntima, sobre todo hasta sus 15 años en que compartíamos dormitorio. Luego me casé y ausenté largo tiempo pero al retorno reanudamos esa confraternidad. Apesar de mi intenso trabajo y la atención a mis propios hijos, compartíamos mucho, como antes. Me acompañaba a mis