Memoria colectiva... flores de paz y libertad...
28 muy bien y pedirle perdón a Gerda por la barbaridad que habíamos hecho. Nuestra sorpresa fue tan grande, que muchos llorábamos y estábamos muy arrepentidos. La Sra. Aldunate, alta, gruesa y la bondad misma, nos dijo que en la tarde deberíamos hacer una fiesta a nuestros compañeros judíos, y traerles de nuestras casas, frutas o chocolate y algún regalo hecho por nosotros para estos niños que habían sufrido tanto. Fue nuestro primer encuentro con la barbarie, protagonizado por nosotros mismos. En la tarde se realizó la pequeña fiesta, varias profesoras trajeron tortas y la convivencia se normalizó. Más adelante nos enteramos que estos grupos habían ingresado al colegio por ser el único co-educacional para que los hermanos no se separaran y aprendieran el idioma, lo que los capacitaba para dar en el Ministerio de Educación el «examen de madurez» que los habilitaría para continuar sus estudios con un título dado en Chile. Todos ellos abandonaron el país excepto la familia de Stefan Hetzel y se dirigieron mayoritariamente a Estados Unidos. Años más tarde regresó por unas semanas Estefanía Rafael, venía desde Nueva York como especialista en educación y lingüística, visitaba los Institutos binacionales de Sud América y se encontró con mi hermano Álvaro, su antiguo condiscípulo. Me contó que era una hermosa mujer, culta, agradable y con sentido del humor. En los años 80, en un viaje a Chile desde España me encontré con Stefan Hetzel, teníamos unos 49 años, nos reconocimos muy cariñosamente, él era el mismo niño ahora convertido en hombre, que yo recordaba, su familia se había quedado en Chile y él se había convertido en impresor. Alvin Ross, el niño de las pesadillas, se hizo ciudadano norteamericano y trabajaba para la CIA; fue un personaje importante en la localización y captura del Che Guevara en Bolivia. En el año 65 estuvo en Chile unos meses, abrió un estudio fotográfico y ubicó a mi madre, María Marchant, profesora fundadora del Manuel de Salas, que lo había conocido a su llegada. La entrevistó en la Municipalidad de Ñuñoa donde ella era regidora en representación del Partido Comunista. Ella lo recibió muy cordial, después me comentó las extrañas preguntas que Alvin le había hecho. Por estos «niños
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