Memoria colectiva... flores de paz y libertad...

204 red social y cree que la política del “demos vuelta la página” es la manera más sana de encontrar la paz social. Quiero que sepas la razón de que tantos hoy hayan venido hasta acá. Hay muchos familiares (hijos, hermanos, primos, sobrinos) y compañeros de liceo congelados en el recuerdo de la hermosa experiencia de haber crecido juntos. Pero también están aquí estudiantes y profesores de hoy; pequeños de básica, jóvenes de media, tenemos que regular lo que decimos? no es necesario, ya nos hemos convencido, aunque costó, que la Verdad es parte de la vida y de la historia. Ya no vamos a seguir invisibilizando, negando, ni ocultando. Ya lo dijo un sabio ex alumno nuestro: somos en el lenguaje, construimos realidad en cada acto lingüístico. Hoy estamos en un encuentro pedagógico, en un acto de la palabra, estamos construyendo memoria colectiva, estamos dándote vida y dignidad a ti, a muchos tú, a cientos, no solo a estos 15 ex compañeros. Estamos haciendo un pedacito de la reparación que se nos ha negado por tantos años, por las veces que nos trataron de callar, por la rabia que hubo que contener y que en tantos casos se transformó en cáncer, en la angustia que no dejaba dormir, en el temor a que otro de los nuestros sufriera lo mismo que tú. Este acto no te devolverá la vida, no te regresará a mi cotidianidad y está claro. Por algún tiempo tuvimos la esperanza, pudimos pensarlo y buscábamos “Donde Están”, ”Vivos los Queremos”…pero ya no, ya no fue. Lo que sí es una gran deuda, es el derecho a la Verdad. Derecho de todos los chilenos, no sólo de quienes tenemos un familiar asesinado o desaparecido; derecho a darle dignidad a un momento de la historia y a quienes fueron protagonistas. La Verdad dignifica, la verdad le quitará algo de horror a la forma cruel en que te mataron. Tenemos necesidad y derecho a reconstruir la historia, a saber qué pasó, cómo, quiénes, con qué, cuánto dinero público se utilizó para esta industria de exterminio, para pagar sueldos a los agentes, para mantener casas de tortura, para financiar el combustible de los helicópteros desde donde te lanzarían al mar o de los camiones que trasladarían los cuerpos