Memoria colectiva... flores de paz y libertad...

175 subversivos. En otra oportunidad, los estudiantes anunciaron un paro en contra de una medida gubernamental; el director me llamó junto a otras dos profesoras que teníamos hijos en enseñanza media advirtiéndonos que si nuestros hijos se sumaban a la protesta peligraba nuestro trabajo. Mi hija no fue al paro pero decidí sacarla del Liceo. En relación a las clases todo era revisado, teníamos una unidad para los alumnos más grandes en que enseñaba a Whitman y lo comparaba con Neruda; se me informó que yo no era profesora de literatura y que me limitara a enseñar Inglés como decía mi contrato. Nos movíamos por las instalaciones del Liceo sin saber en qué momento seríamos acusados de cualquier cosa, nuestros estudiantes no podían saber que pensábamos de la vida nacional y todos los integrantes de la comunidad cumplíamos con la consigna de: “Lo que se habla en casa no se repite en ninguna parte”, pero de una u otra manera lográbamos diferenciarnos de los momios. Son muchas las situaciones que como profesores debíamos sortear, algunas realmente impactantes: en los años en que trabajé en Puente Alto conocí a jóvenes tenientes que trabajaban en el Cajón del Maipo. Teníamos una relación amistosa. Ya en dictadura, me encontré con uno de ellos. Sabiendo que trabajaba en el Liceo, me contó que estaba a cargo de la seguridad de la U. de Chile y que me recomendaría a las personas que estaban trabajando en el Liceo (los sapos encubiertos). Casi me desmayo de miedo y asco. Estando en mi oficina el lunes siguiente se presentó ante mí uno de los mayordomos y me dijo textualmente: “Profesora vengo a presentarme en nombre de mi capitán, soy sargento (no recuerdo su nombre) y se me ha ordenado que esté a su servicio para lo que requiera”. Fue una situación muy complicada que informé muy cuidadosamente a mis compañeros para que se cuidaran de toda persona que llegara al liceo a desempeñar funciones no docentes. Sea como sea, el Liceo en dictadura logró sobrevivir gracias a una fuerza que venía de su esencia·”