Memoria colectiva... flores de paz y libertad...

16 Así en la década del 50 con la infraestructura solucionada, con un mayor número de alumnos y con un profesorado de excelencia y comprometido con el proyecto educativo, el Liceo muestra su madurez y se ubica en la vanguardia de la educación chilena. Cooperaban fuertemente a la formación de los educandos el Gobierno Estudiantil, la Asociación de Padres y Amigos del Liceo, la Asociación de Ex Alumnos. Preocupados de la formación integral de los alumnos había Escuelas anexas como Artística, de Danza, de Artes Plástica, Coros y la Escuela Vespertina Pedro Godoy (primer presidente de la Asociación de Padres) en la que el profesorado y alumnos del último año daban cursos de Alfabetización, Castellano, Historia, Matemáticas, Higiene y Deportes a empleados y obreros de la comuna, conectando así a los alumnos con las necesidades de su comunidad. Contaban también los alumnos con un servicio de Orientación, Social, Dental y Médico. Al término de su mandato el Rector Juvenal Hernández reconocía que: “el Liceo era modelo de los colegios secundarios de Chile y era justamente apreciado por los países americanos” La década del 60 fue el período más productivo en el quehacer pedagógico. Consolida su organización y la demostración de su éxito son sus egresados, que se destacan en los estudios superiores y en su desempeño laboral. Teniendo un profundo amor por su país y su gente, especiales valores éticos y morales y un profundo razonamiento y análisis crítico que les permitía crear y sortear nuevas situaciones, buscando su perfeccionamiento y el de la sociedad para lograr un mejor país. Influyó seguramente en esto la apertura del Liceo hacia la comunidad, solidarizando en forma efectiva con colegios o poblaciones de escasos recursos, o haciendo trabajo organizado entre alumnos, profesores, ex alumnos y padres y amigos del Liceo en ocasiones de catástrofes nacionales. La preocupación del Liceo por sus alumnos iba más allá de la

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