Memoria colectiva... flores de paz y libertad...

104 mameluco beige, como todos los niños. Se sentaba en la última fila, al lado del ventanal y al lado de Eduardo, el más alto del curso. Yo me pasaba las horas apoyada en la muralla conversando con ellos. Hugo era tierno pero le gustaba mucho revolverla, contar chistes y era muy, muy simpático. Con él salté a la cuerda en el recreo, intercambié bolitas que eran los intereses de ese tiempo. Éramos felices en el Liceo y sin preocupaciones”. Eugenio Alarcón G 66: “Con Hugo Martínez, al que en algún momento le pusimos “Mono Martínez”, entramos juntos al LMS el año 1958, a 4ª B de preparatoria, con la profesora Marta Fuentes. Si bien yo era de los más chicos en edad, Ramón Hugo era un año menor que yo. O sea el más niño de todos. Luego al pasar a 5º preparatoria, se hizo un revoltijo con todos los alumnos y con el Mono quedamos juntos en el 5º C, con María Ester Fuenzalida como Profe Jefe. En 1º Humanidades, seguimos juntos, si no me equivoco era letra B, con Raquel Varas como Profe jefe y más adelante en 5º humanidades nos fuimos ambos al matemático. En el liceo tengo recuerdos de haber jugado a las bolitas con el Mono, pero no tengo recuerdos de que hayamos jugado a la pelota o naciones. O sea no tengo un recuerdo de un Mono deportista. Estudiábamos juntos a veces, pero la verdad es que mi generación estudiaba poco, salvo 2 o 3 que siempre destacaban por sacar buenas notas, a los demás no nos preocupaba mucho. Casi ad portas de salir del colegio, en una ocasión en que por casualidad tuvimos acceso al libro de clases, miramos los promedios de los últimos años y descubrimos que incluso algunos que creíamos que eran buenos alumnos no lo eran tanto y casi todos estábamos en torno al 5,4 -5,7. Como éramos del grupo de los más chicos, las compañeras no nos pescaban, así que no recuerdo que hayamos tenido polola en esos años. En el matemático, nuestra profesora de Inglés, Raquel Varas, nos bautizó como baby face a 3 compañeros, al Mono Martínez, a Arturo Lobato y a mí.