Dossier n°10. Aproximaciones al discurso de la extrema derecha
Dossier N° 10 / Programa de Estudios Comunitarios Latinoamericanos, Universidad de Chile. 79 fue clave, porque permitió atraer personas y conseguir visibilidad a nivel nacional e internacional (León, 2020). Debido a esto, consideramos importante rescatar hechos específicos donde la danza dejó de ser solo un contexto de celebración y fue usada como: protesta, forma de dar fuerza numérica al colectivo, recuperación de historias familiares y, finalmente, dio un lugar de empoderamiento a personas afro-migrantes. Durante el año 2009, tras seguidas negativas de ser incluidos dentro del Censo y la falta de reconocimiento a nivel estatal, el movimiento afrochileno sacó los tambores a la calle, siendo utilizados como forma de protesta social, interrumpiendo el trabajo de distintos servicios públicos de la región de Arica, protestando en los frontis de los edificios de estas instituciones, mostrando que la negación de los negros era una falacia, pues estos estaban existiendo y exigiendo ser contados a nivel censal y ser tomados en cuenta para la realización de políticas públicas (Campos, 2017; Espinosa, 2013). Este es un ejemplo claro de cómo aquello que caracteriza la cultura de este grupo y forma parte de su identidad, también se transforma en un elemento de resistencia ante el discurso nacionalista, estatal y colonial, en que lo negros no eran considerados dentro del discurso nacional chileno, que se arrastraba hasta aquel tiempo y en la actualidad. En investigaciones hechas por medio de entrevistas, existe un consenso entre miembros de la comunidad, donde se afirma que la mayoría de los afrodescendientes se auto-reconocieron participando en comparsas. Algunos incluso renegaban de ser negros, pero investigando en sus grupos familiares descubrieron que sí lo eran, siendo un gran número de este grupo de “autoreconocidos” líderes del movimiento (Entrevista a Carolina Letelier, entrevista personal, 07 de Febrero de 2013 en León, 2020). Así, la danza y la batucada no solo queda en el plano de la festividad, la protesta y/o la conformación de identidad del movimiento, a través de ella se despiertan preguntas a responder dentro de las historias familiares, permitiendo reconstruir una historia que fue negada y atacada con el fin de eliminarla por medio de la limpieza de la región en la postguerra. El tumbe es una puerta para la reconstrucción de árboles familiares y una forma de dar fuerza numérica a un movimiento a través del reconocimiento personal, que fue negado por la violencia del discurso europeizante colonial. Por último, nos parece importante incorporar resultados de una investigación con la participación de dos mujeres afrocolombianas (Roxana y Katia), llevada a cabo por Araya (2023) considerando que los procesos migratorios se han acentuado en los últimos años en Chile y que han provocado la proliferación de investigaciones de afrodescendientes provenientes de países como República Dominicana, Haití y Colombia que llegaron al país (Tellez, 2016; Valenzuela
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