Dossier n°10. Aproximaciones al discurso de la extrema derecha

Dossier N° 10 / Programa de Estudios Comunitarios Latinoamericanos, Universidad de Chile. 29 una totalidad negativa: el individuo es todo enfermo; el loco es irreductiblemente loco; y el manicomio se convierte en el único lugar para contener la locura. En este contexto, Tisera y Lohigorry (2018) sostienen que: “La conformación de un campo médico estatal de intervención, la asociación entre enfermedad mental y peligrosidad, y la implementación de la disciplina como principal terapéutica consolidan un modelo asilar y tutelar que implementaba la internación prolongada y la restricción de derechos como principal acción” (p. 41). Sin embargo, a mediados del siglo XX, en la posguerra, comenzaron a surgir diversas propuestas y movimientos de reforma psiquiátrica. De la mano de Franco Basaglia en Italia, principal referente del paradigma de la desmanicomialización, se inició un proceso que priorizaba las necesidades y los derechos de las personas, así como la preservación de sus vínculos, la atención en territorio y la reafirmación del papel del Estado como planificador de políticas públicas integrales (Tisera & Lohigorry, 2018). Además, Basaglia realizó una crítica a las instituciones totales, cuyo espíritu persiste hasta el día de hoy, y que sirvió de fundamento para las reformas en salud mental y derechos humanos. En contraposición al modelo asilar, Tisera y Lohigorry (2018) destacan que el modelo comunitario concibe al sujeto de forma integral, incluyendo elementos biológicos, psicológicos y sociales, y se caracteriza por “la consideración de los aspectos históricos sociales del padecimiento, la perspectiva ética en cuanto al cumplimiento de derechos, (...) la territorialidad, la equidad y la accesibilidad (...)” ( p. 42). Además, este modelo propone una red de servicios basados en la comunidad y una integración al sistema general de salud, “(...) utilizando prioritariamente las estrategias de atención primaria de la salud, la promoción y prevención de la salud y la respuesta a las necesidades de internación, rehabilitación e inclusión social de las personas” (Cohen y Natella, 2013, como se citó en Tisera & Lohigorry, 2018, p. 41). Este enfoque se alinea con lo planteado en la Declaración de Caracas (OMS, 1990), adoptada por la Conferencia sobre la Reestructuración de la Atención Psiquiátrica en América Latina convocada por la OMS, la cual contó con la participación de representantes de Brasil, Chile y Argentina, entre otros países, y cuyo espíritu ha sido fundamental para el desarrollo de sus respectivas leyes de salud mental. En este contexto, para comprender cómo las políticas de los gobiernos de extrema derecha influyen en la salud de comunidades e individuos, es imprescindible concebir la salud-enfermedad como un proceso tanto singular como colectivo. Este proceso está entretejido por diversas dimensiones que trascienden los factores socioeconómicos, e incluyen la producción

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