Dossier n°10. Aproximaciones al discurso de la extrema derecha
Dossier N° 10 / Programa de Estudios Comunitarios Latinoamericanos, Universidad de Chile. 19 Adicionalmente, las derechas también encuentran en los memes un medio a través del cual operar en las subjetividades con gran efectividad para manipular el discurso racional, tanto por su formato imaginario como por la movilización de afectos que produce. No es casualidad que la campaña electoral de Trump haya sido denominada “la gran guerra de los memes” (Han, 2022 , p. 37). Otro punto que resulta preocupante está en relación al modo en que el comportamiento del algoritmo tiene la capacidad de producir un efecto burbuja. El me gusta tiene en su poder la apertura y cierre de mundos. Las redes sociales muestran a cada usuario publicaciones y anuncios en función de sus interacciones y afinidades. En las redes sociales se cristaliza una vigilancia continua al servicio del consumo que por momentos despierta paranoias. La selección del algoritmo va generando cierta endogamia, una clausura hacia la alteridad y lo otro. Quizás algo de ello explique los individualismos recalcitrantes que se expanden por el mundo cada vez a mayor velocidad. A su vez, Han (2021) sitúa al neoliberalismo actual como una mutación del capitalismo industrial que transforma al ciudadano en consumidor y se caracteriza por un modo de producción inmaterial. Es decir, mayor información y comunicación significan más productividad, aceleración y crecimiento en un mercado en el que lo que se consume son datos. No importa que se trate de fake news o bots, tan solo se requieren enunciaciones que abrochen sentido de manera rápida y productiva. El tratamiento sobre las emociones y la creación de necesidades es una gran estrategia del libre mercado que ahora parece ser exportada hacia el campo de la política partidaria. Han (2022) afirma que en la era del smartphone y el algoritmo, el campo de la política se transforma en una puesta en escena en las redes sociales, a la que llama teatrocracia, donde ganarán las elecciones quienes realicen una mejor performance. En ella ya no hay tiempo para el despliegue de argumentos sólidos sobre una idea de país. Las intervenciones en los debates presidenciales son cronometradas y de corta duración, casi del tamaño de un reel. En este punto, el presidente argentino Javier Milei, valiéndose de las emociones fue sumamente estratégico al construir a través de las redes sociales y los medios de comunicación un personaje agresivo que encarnó el descontento, la bronca y el agotamiento de un pueblo azotado por un proceso inflacionario galopante. Si bien el escenario es preocupante, el candidato se encargó de crear un catastrofismo exuberante con datos estadísticos que tocan los cielos y de dudosa procedencia respecto de los cálculos realizados.
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