Dossier n°10. Aproximaciones al discurso de la extrema derecha
Dossier N° 10 / Programa de Estudios Comunitarios Latinoamericanos, Universidad de Chile. 9 Como se menciona anteriormente, esto fue arrebatado por la izquierda, por el progresismo, por los políticos, por la casta, por el wokismo y por la lógica del Estado. Este planteamiento se recuesta sobre un inequívoco escenario de lucha, que resulta ser el eje principal que conduce todo el discurso de la extrema derecha. Fundamentalmente, separa las fuerzas del mundo en dos sectores enfrentados, donde por un lado está el “nosotros”, creador, dueño y propietario de la sociedad luego de la conquista, que se siente arrebatado, a quienes se les ha quitado, se le ha robado, se ha embaucado. Este “nosotros” ahora dice basta, se levanta, se rebela. Se unifica el discurso, se reordena la narrativa en una sola idea, “hemos sido robados”. Nosotros que hemos sido los mejores, los que realmente hemos cambiado el mundo. Por otro lado, se construye la otra fuerza, el enemigo: la izquierda, los woke, los políticos, el Estado, los derechos sociales. A ellos hay que vencer, no se debe permitir más que sigan destruyendo y, en ese movimiento “vamos a ganar, vamos a triunfar, porque somos mejores". Ellos son los atrasados, ellos son los que han estancado la evolución de la sociedad, la tienen detenida, ellos parasitan la sociedad y la desfondan, ellos la corrompen, por tanto “tenemos” que salvarla, reencaminarla, volverla a su curso normal y empujarla a su verdadero futuro, un futuro esplendoroso. Hay en el discurso un componente emocional, de pertenencia, de los buenos y de los malos. El discurso libertario es una invitación, a cambiar las cosas, a integrarse al grupo triunfador, hay un entusiasmo, una estimulación. Se construye un dilema único de la actual realidad, el mundo es definido de manera que no se deja cabida a otras maneras de pensar. Ese diagnóstico sería lo que está pasando, esto es lo más importante que estamos viviendo. No hay nada más. Entonces, lo que se configura es en definitiva una disyuntiva, es un punto dramático que devela el escenario de nuestro presente. Lo que nos obliga a tomar uno de los únicos caminos existentes. En un sentido, o nos quedamos en el pasado, en la corrupción, en un estatus de marmota, en seguir preocupados de los pobres, una sociedad de viejos y de autos descompuestos, en el socialismo inconducente, en el comunismo soviético, o nos decidimos por avanzar hacia una nueva sociedad, por un futuro nuevo, que respeta los valores tradicionales, pero que al mismo tiempo libera las fuerzas del crecimiento.
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