Decolonialidad y comunidades posibles

92 en el valor que las personas en convivencia le otorgan. Acumular, poseer cosas, no tiene mayor sentido, por cuanto se gastan, se pierden o resultan una carga. Se es lo que es, es decir, una vida, una persona, nada más que eso, pero todo ello se define y redefine en las relaciones con los otros, no con las cosas. No soy más porque tengo más cosas, sino sólo soy en la medida que la vida es compartida. Las cosas pasan por nuestra vida, lo que permanece es la vida. Por lo tanto, se trata de observar la vida y compartirla con los demás. En un extremo, tener dinero y estar solo es ser un ente vacío. Además, interesa no sólo estar con otros, sino compartir un proceso juntos, vivir una experiencia en compañía. Es una forma de apreciar las cosas con otro, de modo que la dinámica vivida juntos, nos hace distintos a nuestra individualidad. Las vivencias colectivas no son las mismas si las vivimos solos. Este aprecio por vivenciar la vida y no pasar la vida trabajando, se distancia profundamente del “yo conquistador”, de Kant. Éste, según esa mirada eurocéntrica, se conforma en el proyecto de dominar al mundo, a la naturaleza y a los otros inferiores. En el caso de nuestros vagabundos, por el contrario, el proyecto es convivir, es compartir con la naturaleza, por cuanto esta también tiene vida. No se existe para re-ubicar la naturaleza, para apoderarse de un territorio e instalar allí una ciudad. Porque ese lugar, esos elementos naturales allí presentes, ese territorio, también busca vivir; resulta inconcebible apoderarse de ellos, manipularlos, instrumentalizarlos, reestructurarlos o transformarlos. No hay autorización para ello. Qué podría justificar esa apropiación, realizarla sería un abuso, asumirnos desmedidamente como superiores, se caer en un aprovechamient o 16 . Por otra parte, el concepto del trabajo tampoco es relevante en un vagabundo impregnado de un pensamiento alternativo. Esto, en tanto trabajar es una actividad humana organizada, cuya acción diaria no necesariamente lleva como logro comer ese mismo día, sino obtener un salario, con el cual se puede alimentar. Además, es una actividad marcada por el tiempo que implica al menos ocho horas al día, durante varios días. Por ello, para el vagabundo, trabajar no es un objetivo, sí lo es comer y satisfacer sus necesidades. No trabajar, no es lo mismo que la “flojera”, pues, para el vagabundo, comer puede resultar una actividad difícil, y no por ello está trabajando, pues, luego de alimentarse, no se necesita volver a 16 Esto queda muy bien ejemplificado con la posición del mundo indígena frente al medio ambiente. En tanto se consume lo que se necesita, se pide permiso y perdón por ello, no cabe excederse, no cabe explotar el medio ambiente para asegurar el futuro.

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