Decolonialidad y comunidades posibles

91 Al parecer, para concluir esta especie de desastre, si además las personas se quedan en el presente, si este define lo esencial de lo que son, la población pasa a ser lo nefasto, degradado, sin valor, porque esas personas comienzan a vivir en el atraso, en el estancamiento, en una suerte de vida pobre, deslavada, desteñida, sin futuro, una vida mediocre, mínima, escasa. Se pasa a ser personajes sin valor, eventualmente desechables y, tal vez, lo peor de todo es que pasa a ser una población negacionista, que está en contra del progreso, contra el avance de la sociedad hacia el futuro. Por lo tanto, se transforman en una especie de enemigo, una población que obstaculiza el desarrollo. Y aquí caben los vagabundos como sujetos cuya visión del tiempo y del trabajo es otra. Ello establece una situación problema para el pensamiento lineal liberal. Frente a esa población que se queda en el presente, la sociedad plantea que algo hay qué hacer, buscar un tipo de solución y ello apunta, de alguna forma, a marginarla del crecimiento, dejarla fuera, empujar para que se vaya a otro lugar, que desaparezca, que no moleste, si es posible eliminarla o, en el mejor de los casos, modificarla, corregirla, es decir, colonizar su subjetividad para que se comporte como corresponde. Tal como señalamos anteriormente, asumiendo una actitud valorativa de la subjetividad allí presente, sin hacernos cargo de la crítica establecida por el orden imperante, saliendo de nuestra propia matriz de pensamiento colonizada, intentaremos entrar en los parámetros de cómo está construida esa dimensión donde viven los vagabundos. Es posible adelantar la presencia de un concepto de tiempo no lineal, donde éste existe, pero no avanza, más bien se tiende a vivir un constante presente, el cual genera una condición de no cambio, de no evolución, de estabilidad. Cada día tiende a repetirse en sus elementos fundamentales, el sol sale todos los días, en un extremo las estaciones del año realizan un círculo donde el ciclo vuelve a recomenzar. Cabe mencionar que el futuro no es importante, por cuanto se vive en el presente y eso es lo que interesa, de lo que se desprende que importa más el estado de vivencia actual, las necesidades del hoy o los acuerdos con los otros en cada día, sin importar mayormente lo que eso signifique para el futuro. Pareciera estar vigente una cultura que camina en la vida conociendo y valorando su pasado e ignorando el futuro. En ese sentido, no sólo interesa alimentarse, sino sostener y proteger el vínculo comunitario que define la realidad actual. Se privilegia la importancia de las relaciones con los pares, dirigidas a un equilibrio, a un balance equitativo, rechazando relaciones de exigencias extremas, que distorsionen su realidad, tal como es configurada bajo este esquema. Más que la obtención de cosas, de bienes o de ganancias, interesa la convivencia; estar con el otro, con los otros, en tanto eso es lo realmente vital. El valor de las cosas, no está en ellas mismas, sino

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