Decolonialidad y comunidades posibles
89 toda su expresividad: la razón, lo razonable. La razón es una matriz que nos indica cómo mirar el mundo, selecciona ciertos aspectos vinculados, hechos, situaciones, lugares que buscan ser medidos, categorizados, individualizados y ordenados en un encadenamiento lógico, a la cual estamos acostumbrados. Por otro lado, pensar con esta matriz requiere una estructura psicológica conformada para hacer funcionar la lógica de la razón, de modo que cuente con los aparatos que registren, almacenen, focalicen y recuperen. Estos mecanismos son la memoria a corto y largo plazo, la atención, la imaginación, el recuerdo, la memoria numérica o fotográfica, los sentidos como el olfato, la vista, el oído, el tacto, etc. Junto a ellos están presente los mecanismos funcionales como el análisis, las articulaciones, la reflexión, la relación ojo-mano, la proyección. Es decir, la subjetividad moderna mira el mundo de cierta manera y para ello se ha instalado en las poblaciones humanas -vía socialización, aprendizaje y educación- estructuras psíquicas y físicas para hacer funcionar el andamiaje de la razón y, con ello, desplazarse por el mundo para controlarlo o, verbigracia, ser dominado por el poder. Vale decir que cuando hablamos de la colonización de la subjetividad, nos referimos a que estas estructuras mencionadas se encuentran presentes en las clases sociales controladas por el poder dominante. Las distintas clases sociales, comunidades, están diseñadas para pensar de esta manera moderna, en base a la matriz de la razón. No obstante, es claro que, en el panorama de clases o grupos sociales, hay algunos más convencidos que otros, algunos productores originarios de esta forma de pensar y otros, más bien socializados en ello, como, asimismo, hay grupos o comunidades que se distancian de esa forma de pensar y alojan en su subjetividad otros modos de ver el mundo, funcionan de manera híbrida. Es una de las explicaciones que coincide con el planteamiento de Fanon. Ciertas clases sociales, incluidos los obreros, están colonizados en su subjetividad por el pensamiento moderno, por lo tanto, hoy, no está en ellos la disposición completa ni las condiciones de matriz de pensamiento suficientemente preparadas para hacer los cambios sociales que requiere una sociedad o para hacer la revolución. Sin embargo, hay otras dinámicas de subjetividad, otras formas de pensamiento presentes y existentes en otros sectores sociales no controlados por las estructuras de poder y que, de alguna forma, son marginales, irrelevantes, negados e invisibilizados o, por su misma ubicación disminuida en la estructura social, no son objetos de colonización. Es una subjetividad no considerada por el poder, no valorada, más bien despreciada, también nominada como pobre, no educada, supersticiosa y con bajo valor intelectual. Acusada de improductiva, sin metas, sin orden, no funcional al sistema y, por lo mismo, desechable.
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