Decolonialidad y comunidades posibles

88 está relacionado con la colonización de la subjetividad, de la cual eran objeto los obreros y las clases dirigentes de izquierda. Esto, dada la fuerza del discurso del gobierno francés y de la elite argelina, quienes abogaban por la modernidad de Argelia, utopía frente a la cual no cabía su independencia. Discurso que más bien apuntaba a hacer crecer económicamente al país, de la mano del colonizador, que calaba profundamente en la mentalidad de los obreros, muchos de los cuales estaban imbuidos en la mirada marxista, pensaban que, más que una revolución, lo que necesitaban era un modelo moderno, pero democrático. Justamente allí se centra la crítica de Fanon (1961), quien plantea que ese discurso tenía la capacidad de mantener a este sector social casi paralizado y conforme con la situación en curso. Por ello, no pone su énfasis o su esperanza en los obreros, sino más bien en otro sector social: el lumpenproletariado, constituido por vagabundos, informales, campesinos, migrantes y eventualmente indígenas; ellos eran la clase social, el segmento social que no estaba conquistado con la narrativa moderna; libre de pensar en la lógica del proyecto moderno, no estaba atrapado mentalmente o subjetivamente por ese imaginario oficial. Ese sector era considerado desechable por el poder y, paradojalmente, se encontraba en condiciones de pensar más abiertamente en acciones para la revolución. Este diagnóstico es lo que destaca la condición para lo que Fanon (1961) llamó la liberación. Es decir, para este autor, la posibilidad de generar un importante cambio social para Argelia y obtener su independencia, era la liberación de una forma de pensar que no pertenecía al colonizado, al local o a la población propia del país. La liberación es una estructura ajena al pensamiento del orden y busca dejar salir, dejar de esconder su propia manera de pensar el mundo, la vida y el universo. Así, finalmente, Argelia se liberó de Francia. A partir de estas definiciones de Fanon, nos aproximamos a la figura del vagabund o 15 . Si hablamos de la forma de pensar del vagabundo, de la subjetividad que ello implica, resulta muy interesante observar su distancia con la subjetividad del sujeto moderno que ha promovido el proyecto dominante. Fuera de los contenidos de ese proyecto -como la planificación, el progreso, evolucionar, avanzar, el logro, las metas, etc.-, este pensamiento moderno cuenta con un elemento medular que conduce 15 Mencionamos a Gabriel Salazar que ha abordado este tema. Entre otros, Salazar, G. (edit) (2008). Memorias de un peón-gañán. Memorias de Benito Salazar Orellana (1892-1984). LOM ediciones.

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