Decolonialidad y comunidades posibles

54 lo correspondiente al producto de su trabajo, sino que van mucho más lejos, señalando que, además de este tipo de opresión, existen otras injusticias asociadas al tipo de relación social que el sistema capitalista establece, o al tipo de relación sobre las cuales se instala la modernidad. Esto se refiere al patriarcado, al racismo, a un concepto único de familia, a una sexualidad basada sólo en la relación hombre mujer, a la separación del ser humano del medio ambiente, a concebir la migración exclusivamente como algo propio de poblaciones sufrientes, en pobreza etc. Son críticas que hablan de abusos, de discriminación, de alteraciones en la concepción de las personas, todos aspectos que implican la conformación de grupos marginados y, no sólo marginados sino, además, poblaciones localizadas en un lugar de la estructura social que define su rol en la sociedad como simple mano de obra, asociados al trabajo sucio. Y, por otro lado, conforma grupos privilegiados, blancos, considerados en un lugar superior, con mayor alcance a beneficios sociales y ubicados definitivamente en la cúspide de la pirámide social. Entonces, los nuevos movimientos sociales de alguna forma se encuentran ajenos a ese concepto primario de lo colectivo, porque lo consideran insuficiente, porque es seguir más o menos en lo mismo con algunas mejoras, porque no logra comprender una dinámica más profunda de lo social, porque esa visión de lo colectivo conceptualiza lo social y las soluciones que elabora, como centradas en una primera capa de lo social, sólo toca la corteza, la punta del iceberg, pero no cala hondo. Sugieren que, para ir más lejos, se requiere concebir lo social de un modo más complejo y eso necesita una redefinición de lo colectivo, una redefinición de lo social y, por tanto, una mirada totalmente distinta de lo que hasta ahora se ha entendido como lo colectivo. Los nuevos movimientos sociales, habría que decirlo, se mueven en un contexto distinto de la modernidad, su ámbito es la posmodernidad. Este campo introduce una fuerte crítica al planteamiento que establece que lo único existente es un solo tipo de sociedad, una sola matriz social, un solo estilo de vida, un solo camino a seguir centrado en el progreso y en la evolución de la sociedad. La posmodernidad pone en jaque la lógica hasta el momento establecida y rompe con la propuesta del sujeto moderno y todas sus derivaciones. Ya no se trata de “parchar” o mejorar el proceso de la modernidad o señalar que es solo una característica de la evolución de la humanidad, sino que es fundamentalmente un tipo de civilización (Dussel, 1993; Toledo, 2019) y, desde ese punto, la crítica plantea que es una civilización que se ha impuesto por encima de otras civilizaciones, considerando que su epistemología del mundo es la única válida, la única correcta y, por lo tanto, la única determinada a establecerse.

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=