Decolonialidad y comunidades posibles

48 la fuerza suficiente para, en algunos casos, generar cambios de una envergadura inimaginables para la época, como fue la revolución boliviana con Paz Estensoro el año 1952 o la revolución cubana en 1959 y, previamente, con la enorme y significativa revolución mexicana el año 1911. Y qué decir de la expulsión de todos los franceses de la isla de Haití por la revolución negra el año 1804. Todos procesos no manejables por el poder oligárquico de los terratenientes y de los primeros empresarios generadores de iniciales procesos industriales. Una dimensión relevante que se va perfilando hacia inicios del siglo XX, fue el tema de lo público, en relación a lo privado. Sin duda vivíamos una sociedad que privilegiaba lo privado por cuanto la sociedad era considerada “propiedad” de los criollos o de los sectores acomodados, de modo que las decisiones correspondían a una minoría que consideraba que la conducción de la sociedad era privativa de ellos exclusivamente (Casalla, 2011). De manera que los primeros pasos hacia considerar lo público, era una cuestión totalmente restringida. El pueblo y sectores derivados no tendrían supuestamente nada que intervenir en este proceso, incluso tampoco las mujeres. Resulta clarificador, en este sentido, la definición que se hace de hombre público, como aquel orientado a participar en los debates, la administración y la conducción de lo nacional, no obstante, la definición que se hace de mujer pública, es fundamentalmente calificada como una prostituta. Hacia la década de 1950, todo esto llevó a la emergencia de grandes cambios en las estructuras políticas y a la llegada al poder de la izquierda y del progresismo (ver La extrema derecha: estrategias y narrativas ocultas , pp.148-168). Una nueva era había nacido en América Latina, la época de lo colectivo. El ascenso de la izquierda, en distintos países del continente, incluida la incorporación de sectores populares al poder, desarrolló un importante proyecto social. No sólo cambió las estructuras políticas hacia una mayor democracia, sino que generó un nuev o concepto de “lo social”, que involucró muchas dimensiones, entre ellas, la idea de ciudadano, las políticas públicas, la educación, el bienestar social, la valoración de la clase media y del sector popular, la democratización de la economía, mediante una mejor distribución de los recursos, un avance en el concepto de igualdad, la mejora de la calidad de vida en relación a vivienda, salud, trabajo, educación. En fin, una nueva época que hizo llegar una modernidad democrática a una mayoría y suprimió los beneficios radicados sólo en una minoría. Este nuevo concepto de lo social se redefinió en varios aspectos, entre los cuales están los derechos sociales. Se rompe con la idea de que los beneficios sociales para el pueblo y para los más

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