Decolonialidad y comunidades posibles

30 Ya Kant (1781/1977), Hegel (1807/1973), Herbart (1816/1901) y otros criticaron a la psicología por su aspiración aberrante a ofrecer un saber pretendidamente objetivo de lo subjetivo, es decir, de lo único no-objetivable por definición. Al convertir al sujeto en su objeto, la psicología lo neutraliza, lo destruye, pues lo propio del sujeto es precisamente no ser ni poder ser un objeto. Ahora podemos agregar que una de las características propias del objeto es que resulta individualizable, aislable como partícula individual, separable de lo demás y primeramente de quien lo toma como objeto de su poder o saber. Esto no puede ocurrir con un sujeto que radica en lo que sabe y no en lo sabido, en lo que puede y no en aquello sobre lo que puede algo, y que se entreteje y se relaciona internamente, no externamente, con sus semejantes, constituyendo con ellos una subjetividad que no es nunca exclusivamente individual. El sujeto colectivo, comunitario, político y de clase Es para acceder a una esfera subjetiva intrínsecamente no-individualizable que requerimos de modelos psicológicos en los que se trascienda el individualismo característico de la psicología social. Uno de estos modelos es el marxista con el que podemos ocuparnos de la clase social, concibiéndola no como un estrato socioeconómico ni como los individuos que pertenecen a él, sino como un agente histórico y cultural, como un sujeto colectivo con su constitución propia, como un ser consciente y activo, con una acción indisociable de su conciencia y con una conciencia de clase irreductible a la conciencia individual. La clase puede pensar y hacer lo que ningún individuo sería capaz de pensar y hacer, algo que Rosa Luxemburgo (1904/1978, 1905/1978, 1916/1978) y György Lukács (1923/1985) entendieron muy bien, haciendo que depositaran toda su confianza en la clase y no en los individuos que pertenecían a ella. Otra perspectiva psicológica en la que podemos acceder a lo subjetivo no-individualizable es la psicología política, aunque no en cualquiera de sus corrientes, sino sólo en aquellas que van más allá de la visión burguesa individualista liberal en la que sólo se estudian preferencias electorales y cálculos de los individuos para participar en movimientos sociales. Más allá de esta psicología política, existe otra en la que se conserva el sentido propio de lo político, un sentido material, institucional, grupal y relacional en el que los individuos sólo intervienen como representantes de todo aquello que los trasciende. Esta forma de trascendencia es la misma que vislumbramos en una psicología comunitaria en la que se reconoce que la comunidad tiene una sustancia propia y no consiste únicamente en los individuos que la integran, sino en todo lo que tienen en común, como

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