Decolonialidad y comunidades posibles

216 posibilidades desde la ética una educación con el propósito de hacerse cargo de un “otro”; ese otro puede ser el estudiante migrante, vulnerable hacia la construcción de una pedagogía de la alteridad. En los contextos educativos multiculturales municipalizados, es preciso reconocer la pluralidad y diversidad de formas de vivir, estar, ser, pensar de todos los estudiantes, para no incurrir en acciones excluyentes donde subyace hoy la naturalización en el ámbito escolar. La hegemonía cultural que acoge considera que el currículo nacional es inamovible e inmodificable. Cabe mencionar que la escuela moderna, en su actual contexto, ha sido mediadora del dominio eurocéntrico sobre las culturas, pueblos o clases en América Latina, que representan los micro poderes que manifestaba la sociedad occidental (Foucault, 1998). Pensamos que es imperiosa la demanda de complementar otros contenidos aportados por los estudiantes migrantes y las diferentes etnias chilenas, provenientes de otros contextos socioculturales, que viven otros mundos que representan otras historias y tienen subjetividades diferentes (Palermo, 2015). Según el documento del Ministerio de Educación (2023) la actual Política de niños, niñas y estudiantes extranjeros, en su eje estratégico Nº 3 experiencias educativas pertinentes y relevante, plantea: En términos de la aceptabilidad del derecho y la calidad de la experiencia educativa, la forma y el contenido de la educación deben ser coherentes, tomando en cuenta la diversidad del estudiantado y la composición social de los territorios, lo cual implica contar con un marco curricular pertinente culturalmente y recursos educativos que valoren la diversidad y promuevan el diálogo intercultural (p.21). Esto implica la disponibilidad del derecho a la educación, que el Estado debe garantizar las condiciones necesarias para ofrecer oportunidades educativas para todas las personas que habitan en su territorio. La decolonialidad consiste en develar la naturaleza secreta del proyecto de la modernidad que ha pasado por alto, sin pensar el espacio y el tiempo, la toma de decisiones de la práctica educativa en los distintos territorios culturales contextualizados en América Latina. La pedagogía decolonial es una apuesta anticolonial en la educación de este siglo XXI. Al respecto, Freire (1982) afirma: La realidad no es un mero soporte para los hombres, sino un desafío a su inserción transformadora en los diversos contextos culturales, en esta dinámica de la conciencia se nos entrega una precisión sobre el sujeto, punto de partida (objeto) de la educación (p.97).

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