Decolonialidad y comunidades posibles

207 concurriendo al cuidado con más conocimientos y seguridad. Su paso por la organización, además, le permitió una mayor recuperación en su propia salud mental. Todo el sistema, ya sea CESFAM, médicos y cuidadores, alivianan su carga y, así, es posible brindar un mejor apoyo al paciente de manera mucho más sustentable en el tiempo. 12. Consideraciones preliminares De acuerdo a la experiencia de la primera etapa del proyecto Espiral de Cuidados (comuna de Macul en Santiago de Chile), poner el acento en las organizaciones sociales de cuidadoras/es, es un avance en el proceso de atención de enfermos. Esto es, fortalecer y crear nuevas agrupaciones que puedan nuclear a quienes ejercen esta tarea en el barrio, buscando un lugar en el que puedan reunirse y, luego, mantener un vínculo con los servicios de salud, de modo que reciban capacitación, información y, especialmente, se les incorpore a la vida cívica. Esto último genera pertenencia y una apreciación compartida de quehacer de la comuna, en la cual el “cuidado” es un pilar en la convivencia social. Se trata de una estrategia comunitaria e institucional que complementa esfuerzos y apunta a resolver el grave problema de la sobrecarga que las cuidadoras/es y del enorme déficit de personas que ejerzan ese rol. No obstante, no es lo único; hay otras necesidades. Resulta fácil plantear que no hay suficiente Estado, pero esa no es la respuesta. Más bien, se trata del modo en que el proyecto moderno lleva a cabo la atención en salud. Desde una concepción de enfermedad conservadora, que incluye toda la cadena de cuidadoras/es, profesiones y sistema de salud, debiera transitarse hacia una reconsideración de los aportes de la cultura popular al tema del cuidado. De esa manera, desde una mirada decolonial, el cuidar debe ser visto como un repertorio de habilidades amplificado, no es sólo cuidar a un enfermo, sino cuidar su entorno, labor en la cual pueden poner el acento otros, más allá de las/los cuidadoras/es, porque la enfermedad no debe conceptualizarse sólo como un desperfecto biológico, sino también como un mensaje al mal funcionamiento del sistema social. De modo que la mejoría no sólo es la eliminación de la enfermedad, también es la activación de la sabiduría popular que cuenta con los recursos para armonizar todo el sistema. Labor en la cual, el mismo paciente puede construir, en tanto en él/ella se encuentran disposiciones activas, que no hay que perder. Sanar es cuidar, en un proceso integral que implica delegar, autonomía y apoyo colectivo.

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