Decolonialidad y comunidades posibles
206 vinculadas al extremo apego identitario con sus enfermos. En voz de las/los cuidadoras/es con las cuales hemos trabajado, señalan que no se perderían nunca una reunión de estas organizaciones, porque sienten que allí pueden “respirar”, no solamente porque pueden descansar, sino porque está su mundo, su gente, allí se sanan, allí está su dinámica afectiva que permite recuperarse, reorientarse, donde se reestructura y se reinstalan en su rol y, con ello, pueden volver a su enfermo en mejores condiciones. Finalmente, el trabajo con estas organizaciones permite un sistema de comunicación recíproco entre comunidad e institución, pues la información viaja a través de estas agrupaciones de ida y de vuelta y, de esta forma, cualquier iniciativa institucional tiene una mejor llegada, comprensión y compromiso por parte de la comunidad. Quizás, lo que falta aquí es fortalecer la capacidad de influencia desde la comunidad hacia el sistema institucional. Sin embargo, aunque de modo más parcial, igual existe. Este sistema de comunicación se activa y mejora en la medida que la institución visita de modo regular a las organizaciones, pero también cuando éstas pueden funcionar en espacios institucionales y se les proveen de recursos para su propio sostenimiento, ya sea infraestructura, teléfonos, mecanismos de llegada a las autoridades institucionales. Por ejemplo, en este campo, el consejo participativo de los COSAM, se ve fortalecido cuando sus integrantes están vinculados a estas organizaciones, por cuanto estas les proveen una visión estrecha de las necesidades de la comunidad, generando apoyo al representante y sostenibilidad a sus argumentos. En el Modelo clásico de atención en salud (Cerda y Vialard, 2017) hay una relación directa del médico hacia el/la cuidador/a y paciente, de modo que se produce una sobrecarga al sistema y al médico, quedando un alto número de pacientes pendientes que deben ser reprogramados. Con el agravante que el/la cuidador/a en ausencia del médico, debe resolver solo/a todos los problemas vinculados al paciente, desgastando su capacidad día a día. Además, cualquier consulta o necesidad del cuidador surgida eventualmente, es llevada devuelta al CESFAM, recargando el servicio. El Modelo Comunitario de Atención en Salud, por el contrario, produce un reforzamiento de los/las cuidadores/as directos a través de su propia organización, la cual recibe el apoyo del médico, de modo que el profesional ahorra mucha energía, multiplicando la capacidad de aplicación de procedimientos por parte de los miembros del grupo, con el consecuente beneficio a los pacientes. Los cuidadores, por otra parte, pueden concurrir a la organización para resolver problemas menores y de mediana complejidad, al contar ésta con conocimientos, capacidad de ayuda y contactos alternativos. De este modo, se aliviana su sobrecarga, disponiendo de más energía al llegar a casa y
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