Decolonialidad y comunidades posibles
199 centro de la familia, el pilar principal de su sustento afectivo. Esto, en tanto la colonización violenta fue, principalmente, contra el hombre, dejando a la mujer a cargo de la familia. Asimismo, durante la república, el hombre popular fue identificado como flojo y alcohólico, de modo que, finalmente, la mujer actuó nuevamente como el sostén que dio permanencia, alimentación, educación y cuidados a su familia. Incluso desde la religión, la mujer prodigadora de cuidados, amorosa y tierna con los sufrientes, con los desvalidos, con los niños, es una imagen promovida bajo el ícono de la Virgen María, imagen principal del continente, representativa del ethos de América Latina (Montesinos, 2017). Se marca una diferencia con Jesucristo, representante más bien de Europa, hombre, racional, exigente, normativo. Imaginario que fortalece la idea de la mujer como la portadora de la capacidad de protección y de cuidado, a través de lo afectivo. Todos estos factores van empujando a la mujer a ser cuidadora, por cuanto, el rol es interpretado como algo natural, de modo que los hombres no serían propiamente aptos, aunque puedan hacerlo, pero es la mujer la que estaría mejor acondicionada para ello. Se hace real una profecía auto cumplida. 8. Hacia un nuevo modelo: reconceptualización desde lo colectivo Frente a esta arquitectura del cuidado establecida por la modernidad, a continuación, damos cuenta de algunas propuestas, según la experiencia surgida de la implementación del proyecto Espiral de Cuidados en la comuna de Macul de la ciudad de Santiago de Chile, durante el año 2024, como mencionamos al inicio de este texto. El cuidado, sin duda, es una acción fundamental en la vida de la comunidad, presente en todas sus actividades diarias, dado que, en la cultura popular, existe el concepto de que la vida se vive con cuidado, sin estimular los excesos. En ese sentido, hay un respeto por las cosas, por los otros, por la naturaleza (Pavón, 2021). Más bien, el concepto es ‘vive y deja vivir’, dinámica en la cual está presente el valor de la coexistencia. Esto exige, la comprensión de que no se es dueño de la vida de los otros y que se requiere un autocontrol y una actitud de respeto frente a los demás y las cosas. Cuidar, entonces no sólo está referido a un enfermo, sino a mantener y promover una armonía con el entorno, con el medio, con los otros. Todo y todos tienen derecho a vivir, por lo tanto, el despliegue de la conducta de la comunidad desde lo cultural popular es el principio de cuidar la buena relación con los demás y las cosas. Cabría
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