Decolonialidad y comunidades posibles

198 principalmente, en los hombres. Por el contrario, las mujeres estarían definidas por una condición más emocional, más afectiva, que sería la disposición adecuada para la crianza de los niños y para el cuidado. Llama la atención que, en esta relación, se asocia el cuidado con lo afectivo y no con lo racional, señalando que cuidar es una acción cuyo elemento esencial se caracteriza por el afecto, por prodigar apoyo emocional al enfermo, que sería lo que necesita para su cura. Pero, yendo más lejos, el cuidado como actividad general es cuidado de la naturaleza, de los niños, de los animales, por lo que se tiende a definir como una labor de cariño, componente que estaría mucho más desarrollado en la mujer. La misma mujer, conducida por este marco cultural, se autodefine como prodigadora de afecto, especialmente en circunstancias difíciles, en que las decisiones racionales quedan fuera, como ocurre frente a un accidente, una tragedia, una muerte, un fracaso, una derrota. Incluso, se observa de manera corriente, la disposición de entrega afectiva de mujeres, frente a un animal recién nacido, pequeño, desvalido. Entregar ternura y verla en los otros, ver dimensiones emocionales en los otros, sería principalmente una disposición femenina. Estamos aquí frente a un determinante cultural, que es el paradigma moderno, en la construcción de sujetos. En este caso, la construcción de lo masculino y lo femenino, sustentado sobre el eje dualista de la razón y lo emocional (Casalla, 2011). Dualismo que, en este paradigma, toca prácticamente toda la definición de la realidad. Es toda una cosmovisión que va dirigida a establecer la diferencia entre humanismo y naturaleza, entre lo urbano y la ruralidad, entre la mente y el cuerpo, entre lo docto y lo popular, entre el cielo y la tierra. Así, el tema del cuidado también entra en este marco de categorizaciones, de modo que como actividad en sí misma está asociada a lo emocional, a lo corporal, a la naturaleza. Por ello, de suyo las labores de cuidado son conducidas por la mujer, en tanto ella pertenecería al ámbito de lo corporal y no de lo intelectual. Lo que las cifras y los resultados de investigación señalan, es que el porcentaje de cuidadoras mujeres es mucho mayor que el de cuidadores hombres (Rozas, F., 2023). Este es un hecho que se explica por los elementos ya entregados. Hay, en definitiva, una definición cultural que asigna estas labores a las mujeres. Por otro lado, si combinamos esto con la cultura popular, tenemos que, durante toda la colonia y la primera parte de la vida republicana en América Latina, la mujer ha sido y fue promovida como el

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