Decolonialidad y comunidades posibles

18 de múltiples culturas y formas de ser, representa mejor lo que somos e, incluso, de manera relevante, en diálogo estrecho con la naturaleza. El mensaje de los movimientos sociales como el feminismo, la diversidad LGTBIQA+, las críticas al capacitismo, el mundo indígena y afrodescendientes, las demandas medioambientalistas, las enseñanzas de la realidad migrante y otros tantos, han entregado en su conjunto el mensaje de que ya no sólo se trata de alcanzar la igualdad en la justicia social, en satisfacer los estándares básicos respecto de los derechos humanos, sino también preocuparse por los derechos colectivos, es decir, por valorar, reconocer y dar espacio a la experiencia acumulada, a la sabiduría local, al conocimiento cultural como, asimismo, ofrecer condiciones a la expresividad afectiva y múltiples formas de interacción subjetiva. Los capítulos de este libro que siguen a continuación profundizan y clarifican con creces los elementos señalados. En la Parte I, Vías hacia lo colectivo , se presenta la relevancia del sujeto comunitario. Los textos de David Pavón-Cuéllar y Germán Rozas proponen una reflexión al respecto. Sin embargo, es una discusión compleja, en tanto ella pasa por comprender lo individual o lo colectivo en un contexto de tensiones en que está en juego el paradigma social trazado por la corriente dominante moderna, que impone el itinerario de la razón y el apego a la linealidad de la vida institucional. En relación a ello, Rozas aborda el tema de las migraciones recientes y, junto a José Oda, propone que el vagabundaje es, de cierto modo, una forma de cuestionar esa linealidad. En la Parte II, Relatos y nuevos paradigmas , observamos, por un lado, en el aporte de Cicerón Erazo y Jaidiver Ojeda, el pensamiento de Enrique Dussel en relación a la liberación, temática fundamental en los últimos setenta años, desde Franz Fanon hasta los recientes movimientos feministas del siglo XXI, en los cuales se plasmó complementariamente el propósito de que el cambio social, no sólo era la cuestión económica, sino además la liberación de la opresión de relaciones sociales centradas en la subyugación, la subalternización y en la construcción de otros inferiores. No obstante, como observa Rozas, con el ascenso de la extrema derecha, paradigmas conservadores se vuelven a instalar, pero en este tiempo, su accionar ya no transcurre apoyados en instrumentos pretéritos, basados en verdades a medias, sino que definitivamente saltan hacia la posverdad, recurriendo a los relatos, un campo fundamental del siglo XXI. Paradójicamente, la narrativa construida hace resonancia en la población y lo vemos en el crecimiento de la extrema derecha en todo el planeta, debido a que sus relatos vuelven a poner en el tapete la propiedad privada, la

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