Decolonialidad y comunidades posibles
197 aquellas enfermedades manejables y controlables por el sistema (biológicas). Individuos y cuerpos tratables en función de cumplir el programa local y nacional de las metas de salud (Rozas G. 2022). Hay variaciones de ello e iniciativas del sistema que exploran otras vías como la medicina familiar, las rondas médicas, los consultorios itinerantes, la atención intercultural, la integración a la comunidad de los Centros de Salud Familiar, CESFAM, y los Centros Comunitarios de Salud Mental, COSAM, o la política de visitas domiciliarias. Sin duda, son estrategias de ampliación hacia otras modalidades de ejercicio del servicio, que incorporan otros mundos a la atención de los pacientes (Cerda y Vialard, 2017). De hecho, la propuesta que hacemos aquí al final de este capítulo, el modelo de atención comunitario, apunta en esta dirección. Entonces, cuando se indica la ausencia del Estado en las labores de cuidado, no es que la institución no esté, sino que es el tipo de atención que ofrece lo que marca el déficit. Es decir, la ausencia no es la falta del servicio, sino una deficiencia en el concepto de enfermedad con un fuerte apego a lo biológico y a la modalidad de atención basada en la experticia de los profesionales construida sobre la diferencia de aquellos con conocimientos científicos y aquellos con saberes populares, habitualmente descalificables. Todo esto lleva a una jerarquización de la modalidad de atención que establece una definición de enfermedad, una resolución formateada homogéneamente, una implementación conducida por la línea de mando, de modo que la atención corresponde a un modelo diseñado y estructurado previamente, con muy escasas membranas permeables a otras modalidades. Por lo anterior, las propuestas que hacemos aquí, no necesariamente completas, intentan avanzar en una línea complementaria y enriquecedora hacia la valorización de otras habilidades presentes en el sector popular. 7. La feminización del cuidado Si hay algo en que la sociedad moderna ha puesto el acento, es en la mirada patriarcal del cuidado, es decir, en el énfasis en que son las mujeres las que deben dedicarse al cuidado de los enfermos (Rozas, F., 2023). Conforma el patrón habitual de esta matriz cultural, el que la mujer está orientada a lo doméstico, al cuidado de la familia y los enfermos. En tanto se considera que lo público corresponde a los varones y lo privado-familiar a la mujer, dado que lo público exige tomar decisiones y, en este proceso, se requiere la racionalidad. Una habilidad que estaría presente,
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