Decolonialidad y comunidades posibles

190 El sistema oficial, los servicios y el personal de salud, calzan dentro de este paradigma. Son articulados de modo de contribuir a terminar con la enfermedad de modo profesional, buscando disponer de los medicamentos, el instrumental y de todos los insumos necesarios al más alto nivel para hacer más eficiente la erradicación del problema. En esta lógica, el sistema centrado en los servicios de salud establece, principalmente, una relación vertical con la enfermedad (Rozas, G., 2022), que parte desde el médico hasta el enfermo, conectados con el objetivo de eliminar la enfermedad. Allí se produce un contexto o atmósfera dominante, principal, con variaciones dependiendo de las circunstancias, contexto en el cual existe un conocimiento complejo que se encuentra en manos del médico y que es aplicado al enfermo, quien es considerado un ente pasivo que debe aceptar y ejecutar las órdenes del experto y del sistema. Como elementos intermedios se encuentra el resto del personal de salud, las normas institucionales, políticas y programas y, por el lado de la familia, los cuidadores/ras y el lugar donde se localiza al enfermo. De ese modo, el cuidador/a es un sujeto reemplazante del médico que, guardando las proporciones, hará lo que puede y, especialmente, debe seguir las órdenes médicas, aplicando los cuidados con el objetivo de sanar al enfermo. En esta dinámica, es que este texto busca exponer otros elementos de este sistema médico- paciente, en la línea de develar y desinstalar ciertas condiciones como, asimismo, plantear algunas soluciones a través de valorizar más la comunidad y la cultura local a través de un modelo comunitario de cuidados. 2. La institución del cuidador/a La instalación de las cuidadoras/res es un proceso que ocurre en el momento en que cae un familiar enfermo y que requiere ayuda para sanar. Y, dependiendo del caso, el paciente mejora o se deteriora cada vez más hasta morir. Sin embargo, esta descripción es la habitual que hacemos frente a esta situación, la cual nos parece, en general, naturalizada. Las personas enferman y alguien tiene que cuidarlas. Hay aquí dinámicas que no son observables a primera vista, que se vinculan al ámbito cultural respecto de las formas de solucionar los problemas de enfermedad. En este esquema moderno, la persona que se enferma se transforma en un “paciente”, es decir, en un ente “pasivo” que va perdiendo su capacidad de sujeto hasta transformarse en un objeto, dicho esto conceptualmente. Y el cuidador es parte de este proceso, pero este, igualmente, asume un rol

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