Decolonialidad y comunidades posibles
166 cómo debiéramos vivir, en acuerdo a las nuevas demandas profundamente sentidas por las poblaciones actuales. Y ello, probablemente, implica repensar la modernidad y visualizar una nueva superficie social, que eche por tierra o despeje el excesivo acento sobre el progreso y los avances tecnológicos, basados en la idea de la evolución y, por otra parte, se centre en la convivencia de diferentes grupos sociales capacitados en habilidades de diálogo, de intercambio, de convivencia, de conversación y de compresión mutua, incluso considerando un intercambio epistemológico (Natanson, 2022). Este acento en las relaciones sociales, en una mejor expresión de las significaciones de las personas, en el crecimiento del mundo de la convivencia y la coexistencia, son los temas relevantes. Debe dejarse en un segundo plano la actual excesiva importancia puesta en la economía, en la acumulación y en el individualismo. Las sociedades del futuro son más colectivas, pero, al mismo tiempo, capacitadas en establecer armonía social y no son la antigua y degradada competencia de los ganadores. Finalmente, comprender que, en este nuevo escenario de posmodernidad, más que el tema de la verdad, lo que importa hoy es la conformación de un relato para o desde el progresismo, que plantee estos temas de manera coherente, absolutamente creíble y significativa. Este último punto es muy importante, por cuanto la narrativa es una argumentación que sepa recoger el sustrato afectivo ancestral de la población. Y ese es trabajo pendiente a realizar. Conclusiones Como se trata de un tema en desarrollo en la política del continente, establecemos algunas conclusiones preliminares y no definitivas. En el transcurso del siglo XIX al XXI, hemos visto el tránsito que ha seguido la derecha desde la oligarquía criolla hasta su versión más extrema, proceso en el cual, desde tenerlo todo, comienza a perder el poder, por el ascenso del progresismo a nivel mundial, incluyendo América Latina. En esa dinámica, la derecha logró mantenerse en equilibrio, adaptándose a una modernidad democrática que implicó pérdidas, pero al mismo tiempo se ganó en bienestar al conjunto de la población. No obstante, la emergencia cada vez más potente del feminismo y de otros movimientos, con sus demandas y cuestionamiento a la misma modernidad, sostenida por el patriarcado, viene a poner en duda y a desestabilizar elementos esenciales como la propiedad privada y dimensiones asociadas
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