Decolonialidad y comunidades posibles

164 Entonces, lo que tenemos sería la pérdida de recursos por parte del progresismo. De acuerdo a lo que inferimos de lo que sustenta Fernández (2024), son dineros usufructuados que vienen de los que trabajan, de los sectores que realmente producen y sostienen al país, los ciudadanos de bien, que con su sudor y esfuerzo intentan ganarse legítimamente la vida. Sin embargo, los excesivos impuestos que deben pagar van a parar al Estado y luego son derrochados, lo que demuestra la injusticia y deja en evidencia el abuso ejercido por los corruptos en contra de los buenos ciudadanos. El tercer argumento utilizado por la extrema derecha es que los pobres y los inmigrantes son una población que el progresismo ha transformado en víctima de la sociedad y, por ello, existiría una culpa y una deuda de la que habría que hacerse cargo y que es necesario compensar. Al contrario, para la extrema derecha, los migrantes tienen que permanecer en sus respectivos países y no venir a quedarse con el trabajo de los nacionales. Tampoco se debe usar recursos fiscales para, equivocadamente, ayudarlos. Por otra parte, los pobres son tales porque no hacen esfuerzos por trabajar y estudiar ni de integrarse al mercado, de modo que la causa de su situación, son ellos mismos y ésta no viene de la sociedad ni de ninguna suerte de explotación. En esta misma lógica, cuando el progresismo plantea las políticas de la igualdad, señalando que la sociedad es desigual, a partir de lo cual promueve el Estado de bienestar y las políticas públicas, la extrema derecha contra-argumenta, señalando que las sociedades son desiguales por naturaleza y que la política de sacarle dinero a los ricos a través de los impuestos para pasarlo a los pobres, lo único que consigue es que estos sigan siendo pobres y los ricos también lo sean, a partir de lo cual el proyecto libertario denomina a estos gobiernos “empobrecedores” (Blanco et al., 2023). El cuarto argumento se refiere a que, una vez establecido el diagnóstico de que la sociedad ha sido llevada a una catástrofe, lo que queda es salvarla. No es posible esperar que el mismo progresismo lo haga, pues está realizando lo contrario, hundirla cada día más. Por tanto, la salvación debe venir desde afuera y es la extrema derecha la que puede hacerlo. En ellos está la claridad, la moral, la capacidad, la pureza y, principalmente, la legitimidad de salvar la sociedad de esta situación. Esto último, la legitimidad, es el quinto argumento que nos retrotrae al marco interpretativo profundo del proyecto libertario: en el pasado se vivió un momento de bonanza social, en que estaba presente la tranquilidad y la satisfacción de los pobladores de la nación, de manera que, ahora, se trata de llevar al país y a la sociedad de nuevo a ese momento de gloria, a ese momento sublime de bienestar. En América Latina se trata de valorizar el siglo XIX. En Argentina, los primeros años del siglo XX; Donald Trump lo plantea como el momento en que EE.UU . controlaba el mundo

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