Decolonialidad y comunidades posibles
163 denunciada como falsa por la ciencia y el avance del conocimiento. No obstante, este sedimento se encuentra en la columna vertebral del relato de ese sector. Estrategias para recuperar lo perdido La estrategia de la extrema derecha para reinstalarse en el poder es construir una narrativa suficientemente coherente, creíble, que explique por qué se debe abandonar el apoyo al progresismo y seguir al proyecto libertario. Lo importante aquí, no sólo es la narrativa, sino tocar el alma de la población, de modo que ésta se conmueva y haga un giro en su mirada. No se trata sólo de un buen acto de creación, sino de un argumento que haga sentido. De acuerdo a lo expuesto más arriba y apelando a ese sustrato profundo de la psicología social de la comunidad, la extrema derecha esgrime un primer argumento de una narrativa que circula en torno a la identidad y a la propiedad. Señala que la sociedad actual, manejada por el progresismo, se encuentra en una situación catastrófica, agregando que estos líderes que conducen el Estado, han llevado al país y a la población hacia una tragedia, al borde del abismo. El segundo argumento está asociado a que el culpable es el progresismo, que ha colapsado el Estado, es decir, lo ha construido excesivamente grande, innecesario, que absorbe y mantiene a cientos de miembros y partidarios que actúan como parásitos del mismo y serían verdaderos zánganos que no producen, succionando sus recursos sin nada a cambio. Se construye así la figura de un enemigo, culpable de todos los males, a quien hay que atacar y sacar del poder, de paso, ser declarado interlocutor no válido. Un ejemplo de esto es la visita del presidente Javier Milei a Chile, en agosto del 2024, realizada sin cumplir con el mínimo protocolo de saludar al presidente en ejercicio, Gabriel Boric, (Paillal, 2024). Hizo lo mismo con el presidente de España, Pedro Sánchez, unos meses atrás. Así, se considera al enemigo como un agente corrupto, a quien no cabe dirigirle la palabra. Según Kayser (2015), esta crítica al manejo del Estado, continúa señalando que los fondos utilizados para las políticas públicas y sociales dirigidas a los sectores desposeídos no resuelven nada y se transforman en un derroche, en una simple dilapidación, lo que lleva al país a desfondarse. Esto, dado que los pobres y los migrantes son poblaciones cuyas necesidades no se pueden satisfacer y son un tonel sin fondo, de modo que los recursos ocupados nunca tendrán retorno y serán perdidos.
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