Decolonialidad y comunidades posibles

159 necesario comprender que toda esta dinámica es una subjetividad (Deleuze y Guattari, 1972), es la manera de pensar de la modernidad. No obstante, existen otras formas de ver el mundo, aunque este proyecto moderno nos convence que su versión es la única. Como ya sugerimos, esas particularidades avanzan en otro ámbito, hacia definir si se es hombre o mujer, que es una de las exigencias de la modernidad y, luego, más todavía, ello sigue con la importancia de la familia, la cual debe poseer una propiedad y una casa que marca igualmente lo que es dentro y afuera. El dueño de la casa es el propietario de ese pequeño territorio y los otros que no lo son, no pueden entrar, tienen que tener su propio lugar, son otros con otra personalidad, otro yo, con otras características, pero cada uno es una entidad fija, tiene una definición, nadie debe ser indefinido. Entonces, así tenemos territorio, propiedad, país, casa, propietario, un ser que tiene una personalidad, un yo, una familia, una nacionalidad, una pertenencia, una bandera. Fijar, tener forma, sedentarismo, definir, identificar, precisar, establecer, conformar, son entelequias del mismo proceso moderno (Guerra, 2023). Lo anterior nos permite ir describiendo la construcción del proyecto progresista, basado en la pérdida de un elemento fundamental para la derecha: la propiedad privada. Para ello, nuestro recorrido intenta hacer comprender la forma en que la derecha ha elaborado esa entelequia. Como la derecha señala posteriormente, según Kayser (2015), la etapa previa al progresismo en los siglos XIX y XX, fue un periodo en que la propiedad y las tierras eran un proyecto de vida. Fue la verdadera sociedad, la adecuada, la mejor expresión de la evolución, el mejor logro y, por lo tanto, la destinada a prevalecer y existir por encima de otras, fundamentalmente, las sociedades indígenas locales. A partir de este punto comenzamos a ver, entonces, lo que realmente ha perdido la derecha y qué la mueve a transformarse en extrema derecha. Fundamentos del discurso: patriarcado, determinismo biológico, racismo Uno de los fundamentos de la modernidad y de la derecha, es el patriarcado, en tanto no se trata solamente del dominio del hombre sobre la mujer, sino el privilegiar al hombre como el hacedor, el actor principal de la gestión del proyecto moderno. En él se deposita la misión de la expansión de los límites para salir de Europa y conquistar otros continentes. Ello a través de la fuerza, la violencia y la masacre dirigida a la instalación forzada de esa sociedad. La continuidad de este rol privilegiado se preserva en el tiempo, igualmente, al hacer recaer la posesión de los bienes en el hombre. De

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