Decolonialidad y comunidades posibles
158 Habría que decir, también, que este ascenso del mundo progresista, si bien es una transformación relevante, no es un cambio en la esencia misma de la modernidad, el organigrama, la arquitectura, el diseño de la estructura de poder de las sociedades, siguió siendo más o menos el mismo. La única diferencia, es un cambio de manos del poder con la ascensión de sectores más populares y los partidos de izquierda. Y en el plano de la economía, continúa buscándose el crecimiento, con la diferencia que las ganancias ahora se distribuyen mejor. Surgió, entonces, una derecha social, moderada que, adaptándose a los cambios, mantuvo su poder relativo, ingresando a un sistema democrático de gobierno y compartiendo con otras fuerzas en los parlamentos y autoridades, las decisiones fundamentales para dar el rumbo que los países requirieron en este contexto de modernidad democrática. La extrema derecha: territorio, país, propiedad, identidad Veamos a continuación algunos de los lineamientos de la reformulación de este proyecto derechista. Si pensamos las bases de la modernidad, el concepto de territorio nos deriva a otros pilares importantes para el proceso. La idea de lo sedentario, es uno de ellos y otro, es la identidad. La expansión de la propiedad moderna conduce al objetivo de poseer otras tierras (colonización europea en América Latina), donde se asiente la instalación de una matriz fundante (propiedad privada). Y, en esta lógica de privatización, el territorio comienza a pertenecer a alguien, a las fuerzas conquistadoras y dominantes (Guerra, 2023). Esto significa que, una vez allí, ese territorio pasa a ser repensado y reordenado en función del proyecto moderno. Esto es, señalar que es un espacio que tiene dueño y que no es un lugar disponible para cualquiera, no pueden ingresar terceros sino sólo sus “propietarios”. De manera que tenemos tres elementos: el territorio apropiado, poseído por un personaje, dueño o propietario como segundo elemento y, luego, un tercero, correspondiente a los otros, ajenos, que pasan a ser extranjeros no autorizados para ingresar al espacio apropiado. Así, la idea de propiedad, de propietario y de no propietario, define parte de la esencia de la modernidad. Y, además, el propietario es hombre y no mujer. Si nos situamos en el origen de las naciones modernas, la apropiación lleva al conquistador a quedarse en el lugar, determina que su población se radique allí, pero para que esto tenga el sustento emocional, es necesario, además, que se identifique. Es decir, los colonizadores construyeron una definición de sí mismos, una identidad. Todo esto refiere a lo que conocemos como países, fronteras, límites, valores patrios y la construcción del Estado-Nación. Pero, es
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=