Decolonialidad y comunidades posibles
140 grupos. En este sentido el relato es más sincero, en cuanto se moviliza de modo consonante con el flujo de la sociedad. Se integra a ese flujo, es allí armonioso, comparte el despliegue social, dialoga con la energía social y contribuye al mismo proceso, es un factor de enriquecimiento. En esa dirección, el relato es un mecanismo de construcción de la realidad. Interpreta los sentires de una población, los ordena bajo distintas lógicas, no necesariamente en secuencia, y entrega explicaciones, propuestas y soluciones fundamentales que orientan el rumbo de la población y que le permiten resolver problemas vitales. El relato, al adelantarse y proyectarse, va más allá en el tiempo y puede prever el futuro. Conecta el pasado con el futuro, iluminando el presente. Por lo tanto, en su expresión define la realidad y la construye, en una interacción mutua. De este modo, una subjetivación de la realidad es la construcción de un relato de cómo funciona el mundo, es la construcción de una historia, la cual despliega un escenario, actores que se relacionan, conflictos que se producen, inicios y términos de relaciones. Tal vez, lo relevante es la significación que este relato adquiere. Las cosas significan, es decir, importan, tienen sentido, a partir de lo cual se conceptualiza o define una realidad y se actúa en consecuencia. Un relato es una especie de cuadro, una pintura que hace el artista, que representa el mundo, que tiene significación y, finalmente, ese cuadro es la visión que tenemos del mundo. Es una interpretación que el artista nos ha entregado y es nuestra interpretación la que lo enriquece, pero sigue siendo la imagen que tenemos del mundo, no es el mundo. Entonces, finalmente, la verdad no existe. Lo que creemos entender por verdad, es una afirmación, una imagen, un relato, un cuadro que construye una comunidad, un acuerdo entre ellos de que la realidad es de cierta manera. Y esa comunidad, al poner esta realidad sobre la mesa, adquiere la convicción de que las cosas son así. Pero, al confrontar esa mirada con otras comunidades, sus relatos y sus cuadros, tenemos que es solo una interpretación. De manera que hay diferentes interpretaciones y, por lo tanto, diferentes realidades. El mundo es un espacio de múltiples realidades. Todo lo anterior parece poco posible y el suelo donde estamos parados ahora, no sería fijo sino totalmente inestable, no hay verdades y no hay a quien creerle. Bauman (2003) diría que el mundo de hoy es líquido. Sin embargo, las cosas no son tan demenciales porque el mundo sí es estable; pero lo estable no está dado por la existencia de la verdad, sino por la fuerza de los acuerdos, por la convicción que adquieren los relatos. No es una persona, no es una palabra la que define la
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