Decolonialidad y comunidades posibles

12 daños a otros seres, daños irreparables que, tras generaciones, se nota la violencia sistematizada y estructurada. Conclusión El proyecto decolonial de hoy va más allá de los discursos de historia, jerarquías territoriales y fronteras, tanto de naciones como de ideologías y sus agrupaciones sociales, culturales y políticas. Nos vemos en un momento de decadencia donde en cada país, ciudad y comunidad, hay varios casos de crisis – una policrisis. Estas crisis, no obstante, son momentos de ruptura, como diría Arundhati Roy (2020) , son aperturas a otras posibilidades – nuevas cosmovisiones de ser, por hacer, y creer en poder ver hacia muchos horizontes, más allá de lo que la mirada fatigada por la lucha constante permite vislumbrar, pero que se siente. El proyecto decolonial se vive y se siente. Entre los movimientos sociales que se van formando y emergiendo desde la raíz – desde la mazorca de maíz, que a pesar de más de varios siglos después de 1492, aún sigue siendo producto de alimento y sustento – la liberación como proceso entrelazado con cambios sociales y sistemas, es una lucha y un derecho constante hacia nuevas comunidades posibles. Ha sido para mí un honor poder tener las primeras palabras de este libro entre mis manos en un momento donde el mundo entero se ve en un estado desmoralizado, en estado de decadencia, y terror – pero que en lo más profundo de todo este sentir siempre, siempre se siente el amor y la esperanza radical, y la ternura revolucionaria por un ser y estar libre. La liberación total de los sistemas que nos limitan en nuestro sentir-pensar con todo lo que nos rodea, como diría Laura I. Rendón (2009) , requiere de una ruptura con lo colonial. Lo decolonial dentro de los movimientos sociales y comunidades posibles son sinceramente actos radicales hacia lo decolonial como existencias, y relaciones en un presente constante hacia un futuro liberador. La liberación es otra manera de pensar, de ver el mundo desde una realidad o perspectiva muy diferente a la que se vive. No anticipa el futuro o se preocupa por el pasado, al contrario, utiliza el pasado como una estrategia interrogante para profundizar un análisis del presente y, desde ahí mismo, desde el aquí, el hoy y el ahora, construir un nuevo ser y renacer, o quehacer. La liberación es pensada, metabolizada en el presente de cada relación entrelazada con el contexto en el cual se viven las experiencias de poder, privilegio y lo complejo de navegar entre ellos; complicando las

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