Decolonialidad y comunidades posibles

132 Dice la ciencia, que ella es la única forma de obtener conocimiento. Inmediatamente deslegitima toda otra forma de obtenerlo. Y, una de las dinámicas de la misma ciencia y sus defensores, es criticar, atacar y, finalmente, destruir a todo otro que plantee que el conocimiento se puede obtener de otra forma. Esto es lo que Foucault llama un régimen de verdad. En síntesis, este régimen plantea que existe una sola forma de obtener conocimiento válido y que es a través de un procedimiento científico que cuenta con los pasos legítimos, únicos e irremplazables. Un elemento que transita en todo este procedimiento de despliegue de la ciencia es la razón, factor central de la modernidad. La razón es una forma de pensar, que esta nutrida de la lógica, la cual señala que los hechos son producto de causas, de modo que las cosas tienen una lógica. No se producen por sí mismas, sino que son producto de causas que las generan. Entonces, a partir de este mecanismo de haber encontrado la verdad y de validación de los procesos, de su obtención a través de procedimientos científicos, es que la modernidad avanza en señalar que ella es la única forma de vida valiosa que debe imponerse sobre el planeta (Hegel, 1999; Husserl, 1991). Que esta posesión de la verdad, la única verdad, justifica que el mundo y todas las otras culturas del mundo deban doblegarse, aceptar y asumir que la única forma real de vivir es como señala la modernidad, porque ella tiene la verdad. Las otras culturas y, por tanto, las otras formas de conocer, es decir, las otras epistemologías, no son válidas, porque no usan el conocimiento científico y, por lo tanto, no conocen la verdad. Casi está demás decir que, con esta confianza, con estos conocimientos y estos recursos, la modernidad crecida en Europa, desarrolla la justificación de imponer su sociedad al resto del mundo. Se justifica así la colonización. Dicho lo anterior, habría que agregar algo que desarrollaremos un poco más adelante: esa verdad no necesariamente es la única. Hay otras, desde otras epistemologías. Lo que ocurre es que se ha naturalizado un imaginario sobre la ciencia como la única capaz de producir conocimiento y, más aún, están los regímenes de verdad, que conforman procesos de rechazo a otras verdades. Esto último es algo que no es fácil de percibir, no obstante, la misma modernidad, a través de ataques, mecanismos de desprestigio, discriminación, acusaciones, etc., deslegitima otros esfuerzos de conocimiento. Sin embargo, lo relevante de esta dinámica de marginación, no es tanto el tema de la ciencia y de la verdad, sino el contexto que establece la relación entre la modernidad y el mundo, entre Europa y el mundo, entre el hombre y el mundo. Que es una relación de conquista, de apropiación, de usurpación, de instalación y, en definitiva, de colonización (Pavón-Cuéllar, 2017).

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