Decolonialidad y comunidades posibles
111 riqueza y la igualdad, en medio de la miseria y la injusticia. Pero el proceso no termina en la observancia del dominador (o la dominación) y el revelamiento de la desigualdad; ahí surge el Otro, se mira al excluido, la víctima de lo juzgado, de la que se es responsable y quien despierta la conciencia ética y crítica. Dussel, en diálogo con Apel, sostiene que: Llamamos «conciencia ética» (a diferencia de la mera «conciencia moral») a la capacidad práctica de «interpretar», del «aceptar», del «asumir» el enunciado exigitivo del Otro […]. La «conciencia ética», como «responsabilidad» ética […] es el «dejar lugar» al Otro; es el permitirle «ser-parte» (Dussel & Apel, 2005, 120-121). La toma de conciencia de las estructuras de sujeción moderno-capitalistas deja entender que una considerable parte de la humanidad es víctima de una intensa exclusión y/o dominación, lo que resulta en experiencias de pobreza y hambre, de analfabetismo e infelicidad, dolor y agonía (Dussel, 1998a). Ante este hecho, se procura anteponer la “positividad” del principio ético material de la vida, a la “negatividad de la muerte”. Y esto, sincrónica o diacrónicamente, conduce a la acción política contrahegemónica y liberadora. Se parte de la conciencia ético-crítica y se termina en la “praxis de liberación”. En el horizonte señalado, Dussel (2017) relaciona el proceso de concienciación a dos escenarios de organización y confrontación. El primer escenario es el de las luchas independentistas contra el colonialismo (entiéndase el fenómeno como una expresión del sistema moderno/capitalista). Es decir, las insumisiones de los oprimidos frente al vasallaje económico, político y administrativo impuesto por Europa (y después por Estados Unidos y otros centros de poder) a los pueblos del mundo (fundamentalmente a los del Sur Global). En este contexto, se pueden inventariar los procesos emancipatorios de las colonias de “Nuestra América” en el si glo XIX, protagonizados por los criollos y mestizos, por los esclavos negros y los indígenas subyugados. Pero, también, son ejemplo de ello o sobresalen, los movimientos de liberación nacional en África y Asia; sobre todo, en siglo XX, tales como la batalla de los argelinos contra el dominio de Francia, o la pelea del Congo ante la imposición belga, o la resistencia india ante el imperialismo inglés. Mientras las primeras confrontaciones aluden, sobre todo, al colonialismo y la imposición imperialista, el segundo escenario remite a los procesos de de(s)colonización en el campo epistémico y el entorno cultural. Para Dussel (2017), este proceso se traduce en una “segunda toma de conciencia más profunda que la producida en una primera emancipación política más superficial”. Para el filósofo argentino, hoy se requiere pasar de lo externo a lo interno, por ello “se trata de negar la introyección de la modernidad en la conciencia de las clases dominadoras de las élites en las colonias (o postcolonias) que reproducen la cultura y
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