Patología de hombro
Universidad de Chile Departamento de Ortopedia y Traumatología 98 blandas buscando exposición ósea. Además, se debe evaluar dirigidamente alteraciones neurológicas del nervio radial buscando ausencia o debilidad de la extensión de la muñeca (mano caída) y extensión del pulgar, así como reducción de la sensibilidad en el antebrazo por dorsal y las caras dorsales de los dedos 1 a 3. Esta evaluación debe ser realizada siempre pre y post reducción de la fractura. El estudio imagenológico inicial consta de radiografías AP y lateral de húmero, que incluya ambas articulaciones. Se debe considerar tomar contralateral para planificación de tratamiento quirúrgico según sea el caso. El uso de TAC está indicado en el caso de fracturas complejas con extensión proximal o distal. Clasificación Las fracturas de diáfisis humeral se pueden clasificar según su localización (proximal, medio o distal); según su patrón (transversa, oblicua, espiroidea o conminuta) y según su exposición (cerradas o expuestas). El sistema de clasificación de la AO es el más utilizado, donde las fracturas de la diáfisis humeral (atribuidas al número 12 dentro de la clasificación) se categorizan por patrón de fractura: A mayúscula (simple) que corresponden al 68%, B (cuña) con un 28% o C (compleja/multifragmentaria) con un 4%. Dentro de las fracturas simples, se pueden identificar las A1, A2 y A3 según sean espiroideas, oblicuas (>30°) o transversas (<30°), respectivamente. De las fracturas en cuña se identifican 2 tipos según tengan el fragmento intacto o conminuta. Lo mismo aplica para las fracturas multisegmentarias. Además, se subclasifican según la ubicación de la fractura con a, b, o c minúsculas, del tercio proximal, medio o distal, respectivamente. Tratamiento Los objetivos del tratamiento son lograr mantener una alineación aceptable, otorgar estabilidad suficiente para permitir la consolidación y preservar la movilidad articular. En general, una reducción es adecuada con <20° de angulación en el plano sagital, <30° de angulación en varo y hasta un máximo de 3 cm de acortamiento (indicaciones de manejo ortopédico). El enfoque para el manejo de estas fracturas está influenciado por varios factores, incluyendo la clasificación de la fractura (expuesta vs cerrada, presencia de compromiso articular), lesión aislada vs politraumatismo, extensión de la lesión de tejidos blandos, presencia de lesión vascular o neural, condición ósea (por ejemplo, normal, patológica o infectada) y la preferencia del paciente. Manejo ortopédico La mayoría de las fracturas de la diáfisis humeral se tratan con éxito de forma no quirúrgica. El tratamiento conservador ofrece claras ventajas sobre la cirugía, por ejemplo, menor riesgo de infección profunda y de parálisis del nervio radial en comparación con la cirugía. La reducción e inmovilización durante 2 semanas suelen ir seguidas de la aplicación de una ortesis funcional. Ésta se basa en el principio de Sarmiento (1977), en el que los micromovimientos controlados en el lugar de la fractura fomentan una osteogénesis, mientras que la movilización de las articulaciones del hombro y el codo previene su rigidez. En su publicación, Sarmiento reportó excelentes resultados en 620 pacientes con fractura de diáfisis
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