Patología de hombro

Universidad de Chile Departamento de Ortopedia y Traumatología 195 requiere una curva de aprendizaje y presenta ciertas dificultades técnicas que es importante considerar. Obviamente, además, es importante considerar la realidad local, la disponibilidad de los equipos, los insumos de personal entrenado, entre otros factores. Las reparaciones artroscópicas se pueden hacer con técnica en decúbito lateral, pero en general preferimos la posición en silla de playa. Desde el punto de vista de la reparación, esta se puede hacer con una técnica desde dentro de la caja, es decir, con una visión articular por posterior, que en general permite la visión superior del subescapular y se puede usar en lesiones Lafosse 2 y hasta 3. También es posible realizar la reparación artroscópica con una técnica desde fuera de la caja, que hace referencia a una visión extraarticular desde el lado bursal de la rotura y esto permite una visión completa del subescapular y sirve para el manejo de todas las lesiones, especialmente las de espesor completo, como se evidencia en el ejemplo de una reparación del subescapular con una visión desde fuera de la caja. En términos de la secuencia de la reparación artroscópica, ésta se inicia con la artroscopia diagnóstica, la cual se enfoca en la caracterización de la rotura, la evaluación del bíceps y de las lesiones asociadas. Ahora, durante el manejo artroscópico las lesiones del subescapular no siempre son tan evidentes, pero cuando se visualizan delaminaciones mediales del bíceps, esto es altamente sugerente de una presencia de una inestabilidad medial, por lo tanto, es necesario ir a descartar dirigidamente una lesión del subescapular. Con este objetivo, la posición del brazo nos ayudará a tener una mejor visualización, especialmente, si lo posicionamos en elevación, aducción y rotación interna, lo cual permite ver de mejor manera el footprint y la zona de inserción. Esto mejorará aún más si es que, además, asociamos un cajón posterior del hombro. Además, si se asocia el uso de una óptica de 70 grados, se puede obtener incluso una mejor visualización. Pensando también en el tema del diagnóstico, especialmente en roturas retraídas, buscar el signo de la coma como se mencionó previamente y llevar este tejido lateral permite identificar y reducir el borde superolateral del subescapular. Luego del diagnóstico haremos el manejo de la porción larga del bíceps, ya sea con una tenodesis o con una tenotomía. Esto nos ayudará con el manejo del dolor, pero también permitirá una mejor visualización de la zona de trabajo. Luego es necesario liberar y movilizar el tendón retraído del subescapular. Esto se realiza con la asistencia de una sutura de tracción y se efectúa una liberación en 270 grados por la cara superior, la cara articular y por la cara bursal hasta lograr una reposición adecuada de los tejidos. Posterior a esto, se prepara el footprint, decorticando la zona hasta dejar un lecho regular y sangrante que favorezca la biología de la cicatrización. Luego de lo anterior, colocaremos nuestras anclas y realizaremos el paso de suturas para completar la reparación del subescapular. Existen diferentes técnicas para esto y en términos de la evidencia disponible no hay muchos estudios enfocados específicamente a reparaciones del subescapular, sino que la mayoría de ellos está enfocado o dirigido a reparaciones del mango posterosuperior.

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