Patología de hombro
Universidad de Chile Departamento de Ortopedia y Traumatología 188 y orientación. Otra relación anatómica importante es con el ligamento coracohumeral que va desde la base de la coracoides hacia el lateral y emite extensiones que envuelven al: supraespinoso, infraespinoso, subescapular y la porción larga del bíceps, siendo uno de los principales elementos que conforman la polea estabilizadora medial del mismo. Estas relaciones tienen una relevancia clínica importante, y es que la íntima relación entre la inserción del subescapular y estas estructuras hace que cuando el subescapular se lesiona, también se desinserten las fibras de los ligamentos glenohumeral superior y coracohumeral, pero las fibras de estos últimos permanecen adheridas entre sí y además, al borde superolateral del subescapular, por lo que, ante una rotura del subescapular, este fenómeno anatómico serviría como un elemento de identificación del borde del subescapular. A esto se le conoce como el signo de la coma. Esta composición ligamentaria forma un arco en forma de coma sobre el subescapular y, por lo tanto, sirve como un marcador del borde superolateral del mismo, incluso manteniéndose en roturas crónicas y retraídas que en general son las que son más difíciles de identificar en la cirugía. Por otro lado, el supraespinoso también está adherido a esta coma por las extensiones del ligamento coracohumeral y por esto mismo una reducción anatómica de la coma y del subescapular, ayudan a reducir la porción más anterior del supraespinoso, facilitando la reparación de este. En línea con lo anterior, el subescapular tiene una relación importante con la porción larga del bíceps y a su sistema estabilizador medial. En su porción más superior, el subescapular extiende un slip lateral de fibras tendineas que ayudan a formar el piso de la corredera bicipital, que está marcado en amarillo en el esquema, y como vimos, las fibras del subescapular en conjunto con las fibras del ligamento coracohumeral y las fibras del ligamento glenohumeral superior, que envuelve al bíceps en su curso articular, como se ve marcado en verde en el esquema, en conjunto van a formar la polea bicipital medial. Sabemos que el bíceps se curva agudamente en su entrada en la corredera, por lo tanto, si se compromete el subescapular y con ello los tejidos asociados que conforman la polea estabilizadora medial, no podríamos contrarrestar la tendencia natural que tiene el bíceps a una luxación hacia medial. Dado lo anterior, la mayoría de las lesiones del subescapular se asocia a la presencia de patología bicipital. Finalmente, el subescapular también tiene relación con el intervalo rotador, ya que sus fibras conforman la parte lateral del mismo.
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