QUIPOema
q. 151 creían dignas de preservación, los objetos y las historias conectadas a ellas servían no solo para ubicar a las personas en relación a la constelación de cuerpos celestes, sino también dentro de un sistema de familiaridad. Clau- de Lévi-Strauss señala que «tal como los fonemas, la terminología familiar es un elemento de significado; tal como los fonemas adquieren significado solo si son integrados a sistemas. Los “sistemas de familiaridad”, al igual que los “sistemas fónicos”, son construidos por la mente en un nivel de pen- samiento inconsciente». Los elementos claves de la obra de Vicuña son: estrella y piedra, ur- dimbre y palabra, términos que define como puntos de observación exacta (una piedra elevada, como un menhir, indica un lugar fijo en un terreno des- de donde observar la tierra y el cielo; una constelación indica una referencia en el universo; etc.) construidos dentro de modelos externos al yo, como: constelaciones, tejidos y lenguaje. Además, aunque estos modelos son per- manentes y dan cuenta de varios aspectos de la realidad social empírica, poseen un movimiento interior (como el movimiento celestial, la cuadrícu- la de tejido, el alfabeto), y como tales piden la respuesta del observador/lec- tor. Una urdimbre consiste en varios hilos, una palabra de muchos sonidos, muchas ideas. La extrañeza o la otredad del yo ocurre tan pronto como es construido, es decir, apenas es simbolizado; por lo tanto, estas estructuras, al mismo tiempo constitutivas y extrañas, son vehículos para definir el yo (y como tales, un medio de empoderamiento). Cualquier acto de simbolización es tanto una pérdida como una for- mación del yo y su realidad y, por tanto, debiera permanecer como una llegada-al-lenguaje, como un continuo de definición, abierto a los cambios en su mapeo. La estrella, la piedra, la urdimbre y la palabra: cada uno de estos puntos genera movimiento interno y ambigüedad y debieran ser usa- dos solo como referencia para el movimiento dentro de lo ilimitado. El mo- vimiento evita el efecto petrificante implícito en la mirada fija. Todo en la obra de Cecilia Vicuña se trata de conectar, tejer, estudiar las relaciones de las líneas a puntos y referencias. Sin embargo, una vez que estos puntos y referencias son fijados, «se crea una inmovilidad dentro del movimiento y junto a ella la ilusión del orden y el tiempo». Cecilia Vicuña escribe en mayo de 1973:
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=