QUIPOema

q. 144 to perpetuo de «hacer» y «deshacer», a tejer como en el lenguaje; y porque recupera de un pasado distante la memoria sensorial de jugar con hilos en la escuela. Este juego puede ser jugado por dos o más personas y consiste en hacer figuras geométricas de hilo alrededor de los dedos y estirarlas entre las dos manos. Las figuras cambian así como el hilo pasa de una persona a otra. Entre los juegos creados por los seres humanos, las figuras de hilo tienen la fama de ser la forma de entretención más diseminada en todo el mundo. Más de dos mil patrones individuales han sido registrados desde 1988, cuando el antropólogo Franz Boas describió por primera vez un par de figuras de hilo creadas por esquimales. «La popularidad de las figuras de hilo deriva de la novedad de ser capaz de construir diseños altamente com- plejos instantáneamente de manera reproducible usando materiales fáciles de conseguir como fibras vegetales, correas de cuero e incluso trenzas de cabello humano». Más aún, es posible generar cientos de patrones indivi- duales con el mismo hilo. Por desgracia, las figuras de hilo desaparecieron rápidamente en regiones con alta influencia de la cultura europea. Los mi- sioneros aconsejaban a las personas evitar este juego por su frecuente aso- ciación a mitos paganos o a la representación de actos sexuales. Como si hablasen y se escuchasen el uno al otro por turnos con los de- dos atados y libres, los jugadores buscan no solo hacerse cargo del hilo, sino también reestructurar el patrón sin perder el hilo. Al dibujar patrones de construcción y disolución, este es un juego de inicios, una interacción entre lo nuevo y lo acostumbrado sin lo cual un inicio no puede ocurrir: un «in- tertexto». Del mismo modo, en la obra Antivero (1981) de Vicuña, las ribe- ras rocosas del río pueden ser vistas como manos donde el hilo entrelazado parece funcionar como cuna y la comunicación como el «nido» y el «texto». Etimológicamente, «nido» deriva de «red», una tela o malla abierta hecha de cuerda, cabello o cordel usada para proteger, confinar o transportar. La malla se relaciona con un marco de ramas y varillas flexibles entrelazadas usado para erigir muros, rejas y techos donde criar niños. Las mujeres nece- sitaban entretejer nidos y convertirlos en refugios de quincha para dar a luz y proteger el linaje. Un punto entre líneas. Aunque no podemos recuperar los detalles de las vidas de las mujeres prehistóricas, pareciera que el tejido siempre

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